La Iglesia y los anticonceptivos

Autor: María Bravo



A muchos les gustaría que la Iglesia aceptase los anticonceptivos, esos fármacos que impiden o eliminan vidas humanas por un procedimiento oscuro y cobarde. Los anticonceptivos fueron celebrados como liberación sexual de la mujer y lo que han hecho es provocar todo lo contrario: ellas son utilizadas evitando el fruto natural de la concepción, ellas son usadas como un cuerpo sin alma incapaz de generar vida y sólo como instrumento de placer. Pero han llegado más allá sus efectos: los abortos se ha multiplicado porque ya no se tolera la vida: un hijo es un escarnio y no un triunfo, un gasto y no un negocio, es infrautilizado al nivel de hijo-posesión, algo de lo que sentirse orgulloso y que se desecha en el vientre materno si no responde a las expectativas de salud o de sexo.