El Derecho al Amor

Autor: Manuel Izquierdo

 

 

En mi país tenemos una Constitución. Allí, entre otras temas, se establecen los derechos de cada ciudadano. Nuestra Carta de Derechos reconoce, por ejemplo, la libertad de expresión, el derecho de asociación, la libertad de culto y la dignidad del ser humano. 

En mi opinión, sin embargo, los padres de nuestra constitución olvidaron un derecho fundamental del ser humano. Me refiero al derecho de Amar. Cada ser humano tiene un derecho inalienable al amor. Porque cuando amamos la vida de todos se transforma y somos felices. 

Hace algún tiempo; mientras llevaba a mis hijos a la escuela, mi hija menor bajó el cristal de su ventana y saludó con una sonrisa inocente al conductor de un autobús público que tenía cara de pocos amigos. De primera intención el conductor no podía creer lo que estaba pasando. Mi hija repitió el saludo. En ese momento, el rostro del conductor se transformó. Con una sonrisa que desbordaba alegría, el conductor devolvió el saludo. Lo mismo ocurrió con una pasajera que iba en aquel autobús y que presenció la escena. Lo mismo ocurrió conmigo. Esa es la fuerza del Amor. 

El Amor es el poder y la autoridad que nos regala Jesús cuando nos envía al mundo. Cuando damos Amor logramos expulsar de nosotros mismos los demonios del egoísmo, del odio y del rencor. Con el Amor podemos curar en otros la depresión, la soledad, la pereza y el desánimo. Pero eso no es todo. El Amor nos impulsa a dar el máximo. Y, finalmente, cuando amamos logramos contagiar de Amor a todos lo que nos rodean. 

Hoy Jesús nos envía al mundo con poder y autoridad para Amar. Es un derecho inalienable que todos tenemos. Vamos a ejercitarlo constantemente.