La Epidemia del Desamor

Autor: Manuel Izquierdo

 

 

¿Quien no ha sentido fiebre alguna vez en su vida? Cuando me da fiebre siento que mi cuerpo pierde toda su energía. No puedo cumplir con mis obligaciones. Lo mismo ocurre cuando sufro de la fiebre del desamor. Cuando dejamos de amar perdemos nuestra razón de vivir. 

Muchos hablan de las enfermedades que afectan a la humanidad. Pocas personas hablan, sin embargo, de la epidemia del desamor. Los síntomas están en nuestro diario vivir. También aparecen en el escenario mundial. Sin darnos cuenta, aparece la bacteria del odio. De pronto, se anuncia las repercusiones de esa enfermedad contagiosa lllamada individualismo. Un comunicado de prensa anuncia un nuevo brote de desesperación. Finalmente, una organización mundial advierte de los efectos letales de la "armamentitis aguda". 

Estamos enfermos de desamor. Estamos ardiendo por la fiebre de un ateísmo que negamos con la boca pero que aceptamos con nuestras propias acciones. Buscamos mil remedios para calmar esa fiebre y nada logramos. Porque el desamor no se cura con el dinero. El desamor no se alivia con el poder. El desamor no se alivia con la satisfacción caprichosa de mis antojos. 

El desamor sólo se cura amando. Sólo el amor cristiano es el antídoto para la epidemia del desamor porque Dios es amor. 

Vamos a pedirle a Jesús que venga a nosotros. Al igual que ocurrió con la suegra de Pedro, vamos a pedirle que cure nuestra fiebre causada por el desamor. Si se lo pedimos, Él impondrá sus manos sobre nosotros y sanaremos para servirle por siempre.