¿Me estaré haciendo viejo? 

Autor: Luis Fernando Pérez 



Días atrás, hablando con hermanos sacerdotes y laicos comentábamos el denigrante panorama de la programación de las televisiones públicas y privadas de este país:
Crónicas marcianas, Gran Hermano, Salsa Rosa, Tómbola ,etc, etc, etc
Es una vergüenza esos programas del "corazón" en los que todos van a vender sus intimidades, sus adulterios, sus pecados. Pero mi tesis era que la vergüenza no es tanto que existan esos programas sino, sobre todo, que tengan la máxima audiencia.
Digo yo que algo más se podría hacer desde los púlpitos, desde las hojas parroquiales, advirtiendo a los creyentes que ver esos programas es en cierta forma hacerse cómplice de ellos. Por una parte, los medios corrompen a la sociedad. Por otra, la sociedad se deja corromper muy fácilmente
De pequeño, cuando veía la tele y asomaban los dos rombos... a la cama. Por la noche si acaso me dejaban ver alguna serie histórica, el 1,2,3 de Chicho y eso sí, el Estudio Estadio. Y la verdad, era feliz. Resultaba casi imposible que viera una teta suelta por la pantalla, excepto cuando empezaron los del anuncio de FA, je je je.
Éramos más pobres y no teníamos ni Internet, ni ordenadores ni vídeo ni muchos canales de televisión, pero éramos mucho más sanos y, sobre todo, inocentes. Ahora es casi imposible que la chiquillería sea inocente porque lo ven y lo oyen todo. Los pecados que los de mi generación cometíamos con 16-18 años, son el pan nuestro de cada día en muchos chavales de 12-13. 
Lo gracioso del caso es que este "sermón" que suelto ahora se lo oí decir a mi padre al comparar a la adolescencia y juventud de su época con la mía. Una de dos: o, a pesar de tener sólo 35 años, ya me estoy haciendo viejo y exagero las cosas o la degeneración ética y moral de nuestra sociedad en el último tercio del siglo XX ya desprende tal olor a putrefacción que sólo cabe pensar en una revolución radical que ataje de raíz la enfermedad que está haciendo morir a varias generaciones de españoles. Una enfermedad que tiene un nombre: Rechazo de Dios. Rechazo de la soberanía de Cristo sobre las vidas y el país. Y la propia idea de España, sin Cristo y sin su Iglesia, ya no tiene sentido. O España es católica, lo cual implica algo más que llenar las calles en las procesiones de Semana Santa, o no es.