El ligue en las fiestas tiene reglas

Autora: Lucrecia Roper

 

 

Tus padres te dirán que si vas a una fiesta o a un antro no hables con personas desconocidas, sin embargo, no por el solo hecho de ser desconocida tiene malas intenciones, pero hay que poner los medios para no correr peligro.  

El periódico Picacho hizo una serie de encuestas entre los jóvenes, que a continuación citamos. La experiencia de algunos jóvenes dice que:  

“Cuando hay un ligue eventual es mejor integrarlo al círculo de amigos. Si la relación ha de madurar, lo hará con el trato que después se dé, pero no hay que correr el riesgo de salirse del lugar con ella o con él, pues aún no sabes cómo es.”  

“Si el ligue no quiere conocer a tus amigos, lo más seguro es que sea una persona en que no se debe confiar”.  

“En caso de que se pasen los tragos es mejor no ligar, pues es probable convertirse en presa de los vivales.”  

“Si has tomado más de un par de drinks y te sientes mareado, lo mejor es decírselo a tus amigos y no permitir que el desconocido te ayude”.  

“Al salir es preferible hacerlo junto con la bolita con la que se llegó, y no te quedes solo o sola con quien acabas de conocer”.  

“Cuando uno está triste es mejor rechazar el ligue, pues como uno quiere apapachos hay riesgo de aceptarlos de cualquiera”.  

“Si no te quieres despedir del ligue y tus amigos deciden cambiar de lugar, dile que te acompañe a ir con ellos. Aceptará si le interesas”.  

“No hay que bajar la guardia en la conversación, pues aunque es de esperar que salga información personal, tampoco hay que ser ingenuos y decirlo todo.”  

“Algunos jóvenes no quieren negar nada a los ojos y al estómago, pero se niegan a escuchar a quien los quiere bien. Y se dejan arrastrar por los placeres que los degradan”.  

“No podemos dar rienda suelta a los deseos y gustos personales porque al final de ese camino se encuentra la tristeza y el aislamiento”.  

“Se sabe que los hombres son más groseros que las mujeres, especialmente cuando están solos, pero las mujeres hoy en día les hacen la competencia. No es lo mismo grosería que insulto. La grosería no tiene la intención de ofender. Hay mujeres que aguantan que el hombre les diga majaderías y las insulte, porque ellas son débiles de carácter y –como temen perderlo- toleran lo que no deberían de tolerar. Son tontas, ciegas, soberbias. Cuando abran los ojos se darán cuenta que ese no era el camino de su felicidad, y podrán reemplazar la rabia y la confusión por la paz y la confianza, si hay ánimo de volver a empezar”.  

“La pureza no es la única virtud ni la principal pero sí es indispensable para la vida plena. Si alguna vez se cae, hay que levantarse en seguida, para que esa derrota se transforme en victoria y en experiencia para no volver a caer. De otra parte, incluso las personas más pervertidas, si se arrepienten, pueden llegar a ser personas espléndidas a los ojos de Dios y de los demás”.  

“Actualmente los jóvenes vivimos en la superficie de la vida, así es difícil llegar a conocer a alguien que valga la pena pues no profundizamos en el propio conocimiento ni en el de los demás”.