Estudio de la teología

Autor: Padre Pedrojosé Ynaraja

Libro: Si el Señor volviera tal vez...

 

 

Los amigos decían que ya habían pasado aquellos tiempos en que se estudiaba teología abstracta. Que esto era propio de aquellas épocas en que el hombre era soldado o labrador y que el que no quería inclinarse, doblar la espalda para trabajar o empuñar la espada e ir a la guerra, no tenía otro remedio que entrar en un monasterio y dentro, desempolvando pergaminos, perderse en análisis de cuestiones disputadas por otros, que habían optado por la misma ocupación. Pero ahora era distinto. El hombre debía luchar para que  nunca más hubiera explotación del hombre por el hombre. Dios era el promotor de esta lucha, pero que  no intentase invadir el campo de las vivencias personales, que este ya no es su lugar, su sitio era el cielo y allá debía estar sin molestar a nadie.

El Maestro lo oía apenado. Dijo al fin:

 - Había una mujer que servía al Tercer Mundo. Estaba muy lejos de su casa pero nunca había olvidado a los suyos, a aquellos que la habían estimulado y animado para que se marchase, a aquellos que habían suscitado su vocación y todavía vivían.

Un día esta buena mujer recibió un semanario religioso de su tierra y con el ejemplar, la advertencia de que continuaría recibiendo la revista, ya que alguien de su país había decidido pagarle la suscripción. . ¡Cuánto disfrutó!.Cada semana leía el ejemplar que le traía noticias, comentarios, investigaciones, análisis.

En cierta ocasión volvió a su tierra para unas breves vacaciones. Aquella mujer quiso conocer al que le enviaba la revista, se encontraron y lo pasaron muy bien. Se había propuesto darle las gracias, pero nunca se imaginó el provecho que había sacado del encuentro. A partir de entonces, al llegarle la revista, le llegaba con ella todo el amor, la generosidad y el interés  que ponía la persona que abonaba la subscripción.

Conocer a mi Padre y serle agradecido es un acto de justicia; comunicarse con Él, ocasión de enriquecimiento personal, y una ayuda para rendir más, en la empresa de hombres que se ha encomendado a cada uno. Tratar de conocerlo, de conocer sus proyectos para con la humanidad, tratar de entender lo que ha dicho Él de sí mismo, aunque sea empresa ardua, es la mejor manera de compartir con Él, de serle fiel, de gozar de su amor.