El gran concierto

Autor: Padre Pedrojosé Ynaraja

Libro: Si el Señor volviera tal vez...

 

 

Veían por la TV la retransmisión de un gran concierto para orquesta y coros mixtos. El objetivo se iba moviendo de un lugar a otro ofreciendo casi siempre imágenes de los instrumentos que se oían mejor, o que eran mas espectaculares o curiosos. Otras veces eran rostros sonrientes de jóvenes atractivas o de tímidos niños a los que enfocaban. Nunca se fijaban en señoras maduras o a hombres de la tercera edad y bigotudos. Observaban también que daban imágenes parciales de instrumentos exóticos que resultaban protagonistas por un momento. Comentaban ellos que si desapareciese un violín o un contrabajo, si por un momento se alejase un joven del conjunto de voces graves, nadie lo notaría. Pensaban también y discutían si les gustaría a ellos formar parte de una coral o de una gran orquesta sinfónica sin ningún protagonismo especial, sin que se llegara a distinguir su voz o las notas de su instrumento de entre el conjunto. Decían ellos: ¿no tenía derecho cada uno a vivir su propio protagonismo?

El Maestro dijo entonces:

- Tenéis razón, el hombre siente necesidad de satisfacer, si no su orgullo, al menos su personal vanidad. Si a veces se abstiene de ello es porque el amor al conjunto, a la empresa común, en este caso al concierto, es superior a su instinto interior.

Es lo que pasa con muchos hermanos míos enamorados de mi Iglesia, a quienes no les importa no sobresalir en la historia, si con su colaboración podrá extenderse el Evangelio y crecer y dar fruto también, gracias a su colaboración anónima y con ello aumentar la felicidad de los otros hombres

Aunque nosotros no entendiésemos de corales, de lo que sí estaríamos seguros es de que el numero de cantores y la instrumentación, si el director es bueno, están cuidadosamente escogidos y probados. Y si hubiera un cambio, o si disminuyera el número, él sí que lo notaría y nosotros, de alguna manera, también nos daríamos cuenta de la menor calidad del concierto. Así mi Padre ha escogido a cada uno de sus colaboradores. Él sabe cuántos necesita para llevar a término su obra. Para Él nadie es anónimo colaborador.

Tanto si trabajáis con protagonismo como si lo hacéis dentro de una comunidad, mi Padre en la eternidad descubrirá y calificará la labor que haya hecho cada uno y entonces otorgará premio y notoriedad a todos sin olvidar a nadie.