La abuelita

Autor: Padre Pedrojosé Ynaraja

Libro: Si el Señor volviera tal vez...

 

 

Visitaban un día a una anciana, era una buena mujer que había sido muy activa y piadosa en sus años mozos, pero que ahora casi no se podía mover de la silla donde estaba sentada. No podía ni siquiera ayudar a los demás con su dinero, pues no tenía otros recursos que los que recibía de su pensión de viuda  que le permitían solo subsistir. No estaba del todo bien ni del cuerpo, ni del espíritu, ya que le fallaban las piernas y la memoria y, para colmo, el corazón y la depresión la atenazaban.

En un momento de mayor clarividencia le preguntó al Maestro:

-Pero  ¿para qué he de continuar viviendo?  ¿Qué hago en este mundo si soy una inútil total? ¿No sería mejor que tu Padre se me llevase ahora mismo de este mundo?

No había ni pizca de desesperación en lo que decía; aparentemente tenía toda la razón del mundo, pero el Señor era capaz de ver cosas que nuestro mundo ignora y, con gran ternura, dijo a la abuelita:

-Abuela, mientras pueda amar vale la pena que viva, mientras alguien la quiera su vida tiene sentido. Y aún más: si llega un día en que es incapaz de amar, si ya no hay nadie que la quiera, aun así su vida tendrá sentido, pues estará reclamando y exigiendo amor, respeto y protección para toda existencia humana. Una persona mayor como usted, por el solo hecho de vivir, se convierte para nuestra sociedad en una profetisa.

Quizá la abuelita no le entendió del todo, pero quedó muy satisfecha por lo que le había dicho el Maestro, y es que lo que le dijo era un mensaje elocuente de cómo, en algunos casos, había de ser el amor humano.

Nunca habían oído al Señor tratar a alguien de usted; la excepción que había hecho en este momento era una lección del gran respeto que hay que tener por las personas a quienes su Padre ha tenido la predilección de conceder una larga vida.