El Ave de San José en la noche de Navidad

Autor: Padre Pedrojosé Ynaraja

Libro: En torno a Adviento y Navidad

 

 

San José, te tenemos presente esta noche en nuestra plegaria y queríamos saludarte al principio de nuestra reunión, pero en tu modestia te escapas y dejas el lugar principal libre, tal como corresponde objetivamente, a María tu esposa y a su Hijo, al que tu también adoras. Aunque ellos sean los más importantes, no queremos ignorarte y te dirigimos nuestro saludo en esta visita que hacemos a esta iglesia para celebrar la Navidad.

 

SAN JOSÉ

 

José, el trabajador de Nazaret, que con seguridad eras barbudo, como tantas veces recuerdan los villancicos, no podía ser de otra manera, eras de familia sencilla y suprimir la barba era un lujo que no podías permitirte. Queremos ponernos a tu lado, tu eres uno de los nuestros (no eres tan bueno como tu esposa, ni santísimo como el Niño, pero eres justo, que no es pequeña cosa) así pues bajo tu protección nos sentiremos más seguros si algo malo se avecina. En Belén se siente uno bien estando próximos a ti.

 

LLENO DE GRACIA

 

Esta noche, San José, gozas del cariño de Dios-Padre que te ha confiado lo que más quiere, su Hijo Unigénito, el Eterno. Te ha confiado también el Omnipotente a Santa Maria, su hija amada, la que aceptó un día ser en el tiempo la madre de su Hijo, engendrado en la eternidad desde el principio. Hoy se ha hecho hombre, será el más perfecto de todos los humanos, el ejemplo que todos debemos imitar. Hoy se ha hecho ciudadano digno de su pueblo, goza del privilegio de la estirpe de David, gracias a ti. Correspondiendo a tu entrega, a tu responsabilidad, seriamente aceptada, te llena, dentro de tu capacidad limitada, de su garcia.

 

 

EL SEÑOR ESTÄ CONTIGO

 

Nunca hubo nadie que tuviera tanta responsabilidad en el oficio sencillo de canguro como a ti se te ha encomendado, de aquí que goces de su predilección. Esta noche, después de ellos, de Jesús y de Maria, eres el más santo de entre los hombres y gozas de un lugar preeminente en el Universo. Esta noche te sientes el más afortunado y sin duda que lo eres.

 

Eres tan santo que tienes a Dios a tu lado y los demás imaginan que es tu hijo. A Dios esto no le enoja, no le apura, y deja que hablen, que supongan, que lo piensen. Callar, en este caso no es otorgar.

 

BENDITO ENTRE TODOS LOS HOMBRES

 

Ni Abraham, ni Isaac, ni Jacob, ni David, ni Salomón, gozaron de tu suerte y hay que ver lo grandes que ellos fueron! Tuya es la suerte, pero grande también es la de Dios al haberte encontrado y haber tu aceptado con sencillez, lo mismo que había hecho tu esposa el día del encuentro aquel con el ángel cuando tu no estabas. Notamos en nuestro interior un sentimiento de admiración y envidia y sinceramente no nos lo queremos quitar de encima.

 

ES BENDITO TU HIJO ADOPTIVO

 

Casi nadie de este mundo está enterado, pero las promesas que se hicieron a los antiguos se empiezan a realizar en este recién nacido que tu ya has tenido entre tus brazos. No sabes acariciar, los hombres sólo saben hacerlo cuando son o están en la edad de ser abuelos, pero tu corazón ama y esto es lo que cuenta a los ojos del Señor. Nunca habías imaginado pensar lo que has pensado, mientras lo tenías entre tus brazos, y sábelo que no estás enterado, no entiendes bien, el don tan grande que se te ha concedido. Ya te hablarán de ello unos pastores que dentro de muy poco llegarán y que ahora mismo están siendo instruidos por unos ángeles. De aquí a un tiempo serán unos magos los que te hablarán de Él a ti, y te felicitarán, mientras les escuchas asombrado

 

SAN JOSÉ, JEFE DE LA SAGRADA FAMILIA

 

Ningún hombre ha sido tan afortunado como tu. Tienes a tu lado a quien es mas grande que el Universo entero. No eres ni científico, ni artista, ni guerrero, ni político, ni deportista y no obstante todos ellos quisieran tener a Dios-verdad, a Dios-belleza y a Dios-bondad tan cerca como tu lo tienes. Esta noche superas a todos aquellos a quienes a través de todo el mundo y de todos los tiempos, han recibido los mayores galardones.

 

San José, a los ojos de los demás, excepto a los de Dios y de tu esposa, eres el padre biológico de Jesús. Para la Ley y las normas sociales lo eres de verdad y lo que nadie puede negarte es que esta noche, y durante mucho tiempo todavía, tu serás su protector. Protector de Dios en el planeta Tierra ¡Título sin par! A nadie se le ha dado tal privilegio, tu si has sido escogido para ello.

 

RUEGA HOY POR NOSOTROS

 

Tu que tendrás a Jesús cerca de ti durante mucho tiempo, que le enseñarás un oficio, que aprenderá de ti a vivir gracias al trabajo de sus manos, que aprenderá los usos y costumbres de vuestro pueblo, los nombres de las aldeas que os circundan, los tiempos del segar y del segar, el valor de la moneda y las características de los materiales que hay que usar en la construcción, háblale de cuando en cuando de nosotros, recuérdale que tenemos de Él mucha necesidad. Todas las edades, todos los pueblos necesitan su salvación. Piensa en las desgracias actuales que nos asolan, la pobreza de los países del Tercer Mundo, el horror del terrorismo, la desolación que siembra el sida, la decadencia e injusticia que representan las drogas, que destruyen familias y estamentos, la soledad que sufren los ancianos, aparcados en residencias, incomunicados de los suyos para los que ya son sólo un estorbo.

 

La invasión de la frivolidad, la exaltación de valores de poca monta, que se convierten en la máxima admiración de juventudes no preparadas para la vida responsable. El fomento del consumo, sin otro interés que el llenar las arcas de los ricos, la exaltación de la política que, lejos en muchos casos de ser un servicio social, se convierte en provecho de grupos y en satisfacciones propias, utilizando influencias que llevan a la corrupción, con la consiguiente degradación de los estamentos inferiores, que viviendo en países ricos, sufren marginación y hambre. El desprecio de los emigrantes, las prevenciones que se tienen con respecto a ellos ya que podrían invadir nuestros ambientes. El egoísmo de tantos matrimonios que no se abren a la esperanza de la vida, que no engendran hijos, futuros ciudadanos responsables o santos para el Cielo.

 

San José, después de todo lo que te hemos dicho y para lo que hemos solicitado tu influencia, debemos reconocer que no todo lo nuestro es negativo, que muchos quieren superarse y mejorar su entorno, que muchos han asumido las doctrinas que Jesús enseñó y se entregan al estudio, a la oración y al servicio a los demás. Pide también para que a todos estos no les falte el coraje.

 

RUEGA POR NOSOTROS EN LA HORA DE NUESTRA MUERTE

 

San José, sabemos que la muerte, ya sea consecuencia de un accidente o de una enfermedad, consecuencia de costumbres perniciosas o de la vida en lugares que entrañan peligros, la muerte de cualquier persona y en cualquier circunstancia siempre es un enigma, un acontecimiento que todos tememos. Tu que tuviste la mejor compañía que uno pueda soñar, cuando la llegue nos llegue, procura que los dos que con ti estuvieron, Jesús y Maria, estén junto a nosotros acompañándonos y ayudándonos. Facilita con tu intercesión nuestra entrada en la eternidad.