Navidad fue un hecho histórico

Autor: Padre Pedrojosé Ynaraja

Libro: En torno a Adviento y Navidad

 

 

Hoy en día nadie dotado de una mínima cultura, se atreve a negar que un ser humano llamado Jesús (o Jeosua) existió en un determinado tiempo y su vida transcurrió en unos países concretos.

 

Lo que interesaba a la gente de otros tiempos no siempre coincide con lo que nos interesa a nosotros. No importaba demasiado a los antiguos el día y el lugar del nacimiento de una persona, entre otras cosas porque se carecía de relojes y calendarios como los nuestros. Esta falta de interés no nos deben de extrañar, aun hoy en día ocurren diferencias semejantes en otros campos, vaya un ejemplo: casi nadie se preocupa de saber como es su huella dactilar, tan fácil como resulta mirársela, y en cambio, para la policía científica, es un dato importantísimo.

 

Jesús nació en una cierta ocasión y lugar, y punto, hubieran dicho en lenguaje de hoy los antiguos. Lo importante fue que murió, fue sepultado y resucitó, y esto sí que debe ser datado y recordado ( fechado según normas de la época). Pero cambian los tiempos y, al misterio fundamental, la Pascua, celebrado desde el inicio de la Iglesia, se le añaden otras fiestas. No podemos ignorar que Santa Elena fue a Tierra Santa a descubrir y glorificar los lugares íntimamente relacionados con la vida del Salvador. Y si es capaz de descubrirlos es porque habiendo tenido notoriedad anteriormente y, pretendiendo borrar su memoria, los romanos habían edificado templos, o plantado bosques sagrados, en honor de sus divinidades, en los lugares de referencia, lo que demuestra que hubo, a pesar de lo dicho, desde los inicios del cristianismo un cierto interés por recordar estos sitios. Y el entorno de Belén no fue una excepción. Añádase a lo dicho, o rectifíquese, que escritos evangélicos y paleocristianos, y la arqueología, dan fe del interés por celebrar el nacimiento de Jesús en la antigua Efrata.

 

Hecho histórico es aquel que transcurre en un determinado lugar y tiempo, y a esta definición no eran ajenos los autores, lo que ocurre es que, como ya se ha dicho, la narración histórica, que no el hecho, seguirá unos criterios descriptivos que no son los nuestros.

 

¿Qué día, que mes y qué año, nació Jesús? Los cómputos antiguos se regían por los periodos de gobierno de las autoridades correspondientes. Podemos, por tanto únicamente afirmar que ocurrió el natalicio en tiempos del emperador Augusto, poco antes de morir el rey Herodes I (o el Grande, el del segundo Templo) (37-4 a. C.). Hoy en día se cree que la fecha escogida depende de la celebración del natalicio solar. Un ejemplo de esta fiesta es que el emperador Aureliano inauguró el 25 de diciembre del 274 un templo en el Campo de Marte, en honor del dios sol. No es difícil imaginar que la lenta disminución de las horas de iluminación, dentro de las tierras mediterráneas , les llevase a creer que las tinieblas estaban venciendo al día y que el inicio del volver a crecer era un signo de resurgimiento o nacimiento y se celebrase como una victoria. La oscuridad empezaba a disminuir, por tierras castellanas se decía antiguamente que la luz avanzaba cada jornada el paso de una gallina, por ello, en aquellas fechas, las fiestas agrícolas se multiplicaban. No se puede ignorar el miedo que podían sentir aquellas gentes a que se muriese el sol, astro primordial para la vida de las plantas.

 

En tiempos posteriores, se substituyó el natalicio del astro rey por el del nacimiento del “sol de justicia”, aplicando el texto del profeta Malaquías (3, 20). No insistiré más sobre este aspecto, se ha escrito tanto en los periódicos, en las revistas de divulgación y en nuestras aulas juveniles, que uno cree que están más enterados de estos antecedentes mitológicos, que del significado de las actuales fiestas del 25 de diciembre. Uno sospecha que así como los romanos edificaron templos para ahogar memorias cristianas, hoy se ofrecen conocimientos históricos con la misma pretensión.

 

Dado que las investigaciones no siempre son rectilíneas y que a hipótesis muy seguras, derivadas de investigaciones serias, siguen otras muy diferentes, como consecuencia de otras deducciones, no quiero dejar de transcribir la reseña publicada por la “Revista Tierra Santa” edición española, editada en Jerusalén, sin añadir ninguna valoración o juicio.

 

“ El 25 de diciembre, Natividad del Señor, es fecha histórica. Así lo ha afirmado el profesor Tomaso Federici, docente de la pontificia Universidad  Urbaniana, en un artículo aparecido el “L’Osservatore Romano”. El profesor Federici escribe que generalmente se creía que la fecha del 25 de diciembre era la cristianización de una fiesta pagana, la del “nacimiento del Sol invicto” o, también, la de un equilibrio simétrico, estético, entre el solsticio de invierno (21 ó 22 de diciembre) y el equinoccio de primavera (23 ó 24 de marzo). Pero un descubrimiento nuevo ha arrojado luz sobre la fecha del nacimiento del Señor. Ya el estudioso israelí Shermanyahu Talmon había publicado en 1958 un estudio sobre el calendario de la secta judía de Qumrán, reconstruyendo el orden de los turnos sacerdotales en el Templo de Jerusalén (Cf. 1 Cr 24,7-18), en los tiempos del Nuevo Testamento. La familia Abías, a la que pertenecía el sacerdote Zacarías, padre de San Juan Bautista (Lc 1,5), tenía que oficiar en el Templo dos veces al año, los días 8-14 del mes tercero, y los días 24-30 del mes octavo. Esta última fecha caía hacia finales de septiembre. Tiene su lógica que el calendario bizantino celebre la “concepción de San Juan” el 23 de septiembre y su nacimiento nueve meses después, el 24 de junio. Los “seis meses” después de la Anunciación del Ángel a la Virgen, fijada como fecha litúrgica el 25 de marzo, tres meses antes del nacimiento del Bautista, son anteriores a los nueve meses que caen en diciembre. El 25 de diciembre debe ser considerado, por tanto, la fecha histórica del nacimiento de Jesús”