De rodillas ante el altar de la patria

Autor: Rev. Martín N. Añorga

 

     
Estaremos mañana, lunes 26 de mayo, celebrando el ‘MEMORIAL DAY”, frase que traducida al español sería “Día de Recordación”. Se trata del día que dedicamos cada año para honrar la memoria de todos los héroes que han muerto a lo largo de la historia americana en actos de servicio a la patria. En sus inicios esta celebración fue conocida como el “Decoration Day”, en referencia a la costumbre de adornar las tumbas de los mártires de la Guerra Civil Americana que ofrendaron sus vidas en aras de la unidad nacional y de los derechos de cada ser humano a vivir en libertad

Existen diferentes versiones relacionadas con la fecha exacta en que se dio inicio a esta celebración, añadido el hecho de que más de dos docenas de ciudades en el país han reclamado el privilegio de haber sido las primeras en conducir actos recordatorios de nuestros héroes nacionales. Hay, sin embargo, documentación sobre un grupo de mujeres de los estados sureños, que se organizaron para honrar a sus familiares muertos en la Guerra Civil Americana, decorando las tumbas de los mismos, aún antes de que el conflicto bélico llegara a su final. Como parte de esta celebración se cantaba un himno, publicado por Nella L. Sweet, en el 1867, cuyo título traducido al español sería: “Arrodillémonos ante el sitio en que para siempre duermen nuestros héroes amados”.

Con el propósito de unificar al país en la celebración del “Memorial Day”, el presidente Lyndon Johnson, en mayo del año 1966, por acuerdo del Congreso, declaró que fue en la ciudad de Waterloo, Nueva York, donde se condujo la primera celebración del Día de Recordación. Los que se han opuesto a esta medida se basan en el hecho de que debido a los duros años de la Guerra Civil hubo varios sitios en los que se celebraron, casi coincidentemente, ceremonias de rememoración dedicadas a los militares muertos en la contienda. No obstante, hoy día se tiene a Waterloo como un símbolo geográfico del sentir de los americanos ante el sacrificio de los que, por sus ideales y el futuro de libertad de la patria, entregaron sus vidas. Sin embargo, creemos que no hay otro sitio en la nación en el que se celebre el Memorial Day con tanto fervor, reverencia y atención mundial como es el Cementerio Nacional de Arlington, frente al río Potomac, en la Capital de la nación.

El Memorial Day fue oficialmente proclamado el 5 de mayo del 1868 por el General John Logan, comandante nacional del Gran Ejército de la República, con su Orden General Núm. 11, y la celebración se llevó a cabo el 30 de mayo del mismo año. El primer estado en adoptar oficialmente esta celebración fue el de Nueva York, en 1873. Siete años después ya todos los estados norteños la habían adoptado. Los estados sureños se ajustaron a fechas diferentes hasta finales de la Primera Guerra Mundial, cuando la celebración dejó de estar relacionada exclusivamente con la Guerra Civil, incluyéndose en la misma a los millares de los héroes americanos que murieron en el doloroso conflicto mundial.

En el año 1971 el Congreso aprobó la llamada ley “de celebración nacional”, escogiéndose el último lunes del mes de mayo para el Memorial Day, o Día de Recordación. Aunque esta fecha es de acotación federal y se honra en todos los estados de la Unión, todavía en muchos estados sureños, sin agravios a la aceptación de este acuerdo, se continúa honrando la memoria de los soldados Confederados en fechas diferentes: el 19 de enero en Texas, el 26 de abril en Alabama, Florida, Georgia y Mississippi; el 3 de junio en Lousiana y en Tennessee.

La observación tradicional del Memorial Day, en los tiempos que corren, ha disminuido de parte de la mayoría del pueblo americano. Este hecho se debe a varias razones. Lo primero es que nuestras generaciones actuales estén desligadas de los sucesos bélicos en los que la nación ha participado. De la Guerra Civil solo se habla en los libros de texto de historia, y las dos Guerras Mundiales son eventos que se han oscurecido ante los problemas del terrorismo internacional a que nos enfrentamos, añadida la realidad de que en la América de hoy la tendencia a aprovechar cualquier grieta en el almanaque para el descanso y la diversión, han ido quitándole preponderancia a los brillos de las proezas de ayer.

Con el propósito de reeducar y recordarles a los americanos el importante significado del Día de Recordación, en el Congreso, en diciembre del año 2000 se acordó una resolución llamada, y traducimos el título del inglés, “El Momento Nacional de Recordación”, que reclama que cada americano, a las 3:00 PM, hora local en cada sitio, detenga sus actividades, cualesquiera que estas sean, y le dedique un pensamiento a los héroes de la patria y eleve una oración al Señor por el futuro de América.

Este “Momento Nacional de Recordación” es un paso inicial que promueve el necesario espíritu patriótico de todos los que vivimos en los Estados Unidos. No podemos correr el riesgo de olvidarnos de la historia, porque una actitud como esa compromete nuestro propio futuro. Cosas tan simples como extender una bandera en la fachada de nuestros hogares, aprovechar la hora de la cena para hablar con nuestros hijos acerca del deber de recordar a los héroes patrios, y llamar a una estación de radio y pregonar nuestro amor por América, son pasos que contribuyen a elevar nuestra calidad humana.

Los que procedentes de otras latitudes llegan a los Estados Unidos renegando del suelo que pisan y de la bandera que a todos ofrece su amparo, son indignos de vivir en esta tierra. A la casa ajena no se viene a detestar a los que nos abren las puertas. El MEMORIAL DAY es para todos. Invitamos, pues, a los que llegados de otras playas tienen hoy el privilegio de vivir en América a que mañana hinquen rodilla en tierra y den gracias al Creador por los dones de la libertad, la paz, las oportunidades y la felicidad de que disfrutan en los Estados Unidos.

Celebrar el Día de Recordación es una honrosa manera de pagar parcialmente nuestra deuda con la historia.