Vigorexia pulsaciones del siglo XXI

Autor: María Velázquez Dorantes

 

 

La imagen física, tan poderosa desde que la moda la creó, desde que los medios y la mercadotecnia la impulsaron como bienestar social pero nunca pensaron en la salud, primero las mujeres y hoy los hombres, que depositan todo en un cuerpo, en una belleza basándose en esfuerzos que conducen a la afectación de la vida, anorexia, bulimia, hoy en la actualidad también vigorexia. ¿ Pero qué es? , ¿ Qué hace?.

Según estudios la vigorexia es el síndrome que padecen los hombres por la adicción al gimnasio, también denominada complejo de Adonis, nace de un complejo emocional y probablemente de una muy baja autoestima, aunque se presente como contrario ante está probabilidad. La vigorexia es un trastorno excesivo por verse musculoso, pasar demasiado tiempo en un gimnasio, verse continuamente ante el espejo y con la adquisición anabólica que “ayuden” el crecimiento del músculo, pero todo esto es el exterior, mientras que el interior está hueco, desolado y demasiado olvidado. 

Esto recuerda aquella novela tan famosa del dramaturgo dublinense Oscar Wilde en el Retrato de Dorian Gray, la imagen más bella y el rostro perfecto mientras que el interior más lúgubre y lóbrego.

Así el complejo de Adonis se ha hecho participe en nuestra sociedad actual, y llamado también anorexia masculina, el porcentaje de esté padecimiento es mayor en hombres pero sucede al mismo tiempo en mujeres.

Cuándo se entra en una patología de está índole las causas que desarrolla son aislamiento social, despreocupación familiar y laboral, depresión por que nunca se está satisfecho, siempre se desea más y más para que el cuerpo sea aceptado, ¿ ante quién?. La aceptación depende de uno mismo. 
Este caso es tan exagerado que no se trata de un narcisismo. Porque ya no se ama al cuerpo, ya se le exige, se yuxtapone a todo el bienestar que el ejercicio moderado pueda causar.

No cabe duda que la moda hace esclavos a los hombres, hasta llegar a perjudicarse así mismos y olvidarse de la vida por tener marcados músculos y tendones, por ser el centro de atención nunca conseguido psicológicamente, por intentar desarrollar un talento vano, superfluo que con el tiempo probablemente desaparecerá. Porque así es la moda, da giros de 360°, se estanca un tiempo y se va. 

El pensador Confucio dijo “cada cosa tiene su belleza, pero no todos pueden verla” y ante el caso de la vigorexia lo más acertado es que el espejo no demuestre más belleza de la que no se puede ver, porque la psique está bloqueada y saturada de imágenes impactantes que son obsesivas-compulsivas hasta convertirse en el tormento más terrible de quien la padece.

Que las pulsaciones del siglo XXI modernas no se apoderen del hombre si no son para su bienestar psicosocial.