Universidad, universitarios, universo

Autor: María Velázquez Dorantes

 

 

La trascendencia universitaria forma parte del núcleo social y de toda una historia universal, puesto que universidad se deriva de universo, quienes tienen la oportunidad de llegar a una casa de estudios universitarios se enfrentan a una vocación y al universo del conocimiento, y la elección de está misma le concierne al individuo en sí mismo; porque de él surgirá la pasión para dedicar cuatro, cinco u hasta seis años al mundo del discernimiento, el cual permitirá abrir los procesos de pensamiento, raciocinio, reflexión, análisis y crítica para formarse como un ser sociable y al mismo tiempo como un ser que integra los valores fundamentales que sostienen a la sociedad.

El proceso universitario tiene grandes experiencias, buenas y malas, exige grandes esfuerzos pero sobre todo demuestra evolución; quizás en un principio no se percibe el cambio, sin embargo, cuando el tiempo va avanzando, el pensamiento se expande como una mancha de pintura que va creando formas, despertando los dos hemisferios cerebrales, el lado artístico y sensible como el lado que mantiene las cifras duras, los discernimientos complejos, y ambos trabajan en las distintas vocaciones que se eligen, en las distintas profesiones, en las distintas carreras para llegar juntos a una meta.
Cuando la evolución parece haber concluido y el campo de experiencia se ha desarrollado, el individuo se da cuenta que ha abierto muchas metas más.

La universidad te prepara para “ el mundo exterior”, con gente que vive su evolución y que ahora es tiempo de compartirla, porque el conocimiento que no se comparte es igual a una roca que jamás tuvo vida.

Así la universidad presenta gente con diversas ideologías, puertas que no se habían visto antes, aprendizajes universales de los cuales aún se siguen realizando nuevas teorías, métodos de disciplina y energía para que le hombre ponga en actividad toda su capacidad de entendimiento.
Cuesta trabajo, tiempo y dedicación pero al final de todo este esfuerzo las recompensas individuales y colectivas son muchas.

En la universidad se educa, se cultiva, se combina, pero sobre todo se alimenta; existe un autor anónimo que dijo “ que educar no es dar carrera para vivir, sino templar el alma para las dificultades del alma”. 

La universidad es solo una pequeña parta para ayudarnos a templar el alma y así poder enfrentarnos al inmenso mundo que nos espera.