Punto de guerra

Autor: María Velázquez Dorantes

 

        La humanidad se ha convertido en el principal punto de guerra, de ataques que exterminan todas su potencialidades en medio de un mundo que se le ha ofrecido con el libre albedrío para realizar toda actividad en él. Pero dichas actividades  se han transformado en la víctima y causante a la vez, buscamos la vida y se inventan nuevas formas de destruirla.

Cada vez que nace un niño, viene la muerte de dos porque llegaron a un mundo de gente que dentro del transcurso de la historia y con el paso del tiempo se hace cada vez más fría en sentimientos y más material en actos. 

El síndrome de egoísmo se ha multiplicado y se ha convertido en la importancia del “ yo” y    “ solamente yo”. Las naciones empiezan a ser egoístas por mantener un título absurdo de primeras potencias mundiales, sin importarles las muertes de hombres y mujeres que pertenecen a otra cultura y con diferentes características. 

La avaricia por alcanzar más ganancias efectivas, se ha olvidado de los niños que mueren de hambre en África, de los casos de mujeres lapidadas en Oriente, de la autodestrucción de la atmósfera y de la extinción de los animales a causa de la venta de sus pieles o huevos. 

Estas guerras psicológicas y físicas van dejando los estragos más amargos de la humanidad, no heredan un símbolo de cultura sino un olvido de ella; no marcan la evolución del hombre en pensamiento y vida, sino el retraso ideológico y pérdida de la memoria. 

El punto de guerra es la propia humanidad que se sumerge en el abandono de la vida y el olvido de Dios, que marcan pasos en el vacío, que dejan huellas que lastiman y recuerdos nostálgicos.

Que se entierran en la tumba de la contaminación y violencia, que se sumergen en el odio y el rencor; arrastrando con ello a inocentes que aún no tienen la oportunidad de experimentar en el mundo de la vida. ¿ Por qué? Porque no saben que es la vida.