Juegos y juguetes

Autor: María Velázquez Dorantes

 

 

En mi casa he reunido juguetes pequeños y grandes, sin los cuales no podría vivir. El niño que no juega no es niño, pero el hombre que no juega perdió para siempre al niño que vivía en él y que le hará mucha falta. ( Pablo Neruda).

Lleno de deseos, de esperanzas y de sueños, el juego y los juguetes representan para el niño uno de los ensueños con mayor relevancia en estas épocas; su existencia ha venido a revolucionar la imaginación de cada uno de quien posee eso llamado juguete. Revoluciones porque en ellas existe todo el desborde de historias y anécdotas que desean realizar en su interior.

Se dice que jugar es humano, entidad inherente donde la experimentación se vuelve experiencia y habilidad; cada cultura, cada pueblo, cada civilización lleva acabo está acción con diferentes juguetes y en sus niños, pero ¿quién no es o sigue siendo niño?. En muchos lugares y regiones del mundo es tan esperada la llegada del “del juguete” que a través de la historia se ha aprendido a ir evolucionando en las nuevas creaciones que hagan un instrumento de entretenimiento para cada uno de esos pequeños soñadores.

México ha vivido esa evolución, desde el trompo de madera, el papalote de colores, el balero, las muñecas de trapo, la pelota, los soldaditos, los trastes de barro, llenos todos de la esencia popular del mexicano, con el arco iris de colores que dejan las manos artesanas en ellos; así como las nuevas importaciones que le han quitado el encanto a nuestros juguetes originales, pero que de algún modo han sido las vanguardias de lo que niños buscan. Sin embargo, tanto el juguete mexicano como el extranjero se combinan, ya sea una muñeca de porcelana con un juego de cocina de barro, hacen que las “comadritas” se sienten a entablar un sueño como los grandes.

Todo el encanto de los los juguetes debería seguir impulsando a las nuevas generaciones a idealizar un mundo mejor y seguir anhelando ser algún día grande como mamá y papá; porque visto desde está perspectiva el juguete ha inspirado a muchos a conservar el papel fundamental de la familia, de los valores, de las costumbres, de las tradiciones, de la unión grupal.

Si bien es cierto que los medios de comunicación han ejercido un papel fundamental para promover las nuevas creaciones de la tecnología y en ocasiones 
- la creación de juguetes con un toque de violencia-, es porque nos enfrentamos a un mundo consumista y sumamente materializado, pero aún a sí podemos rescatar la rica tradición del juguete, y esto se logrará cuando no se haya dejado ir el niño que cada individuo lleva dentro de sí.
Aún es posible enseñarles a los niños con qué jugaban sus abuelos, sus padres, y desvelarles el encanto de los juguetes que han hecho historia, porque no todo debería ser mecanizado o computarizado, también es posible entablar el lazo de jugar con las manos, la luz y las sombras o de cubrirse los ojos y encontrar a un personaje con el tacto. Jugar con los juguetes es entrar en el campo de lo creativo, en la interacción con los demás seres y olvidarse por un momento de lo que sucede en el resto del mundo.

El juego y los juguetes son un gran terreno educativo, formativo, amistoso y de conocimiento, con ellos se comienza una parte del desarrollo de la personalidad del ser humano, con ellos crecen los ideales y se va desarrollando la capacidad psico-mental.

Es importante volver a redescubrir la importancia de saber jugar y de encontrar nuevos juguetes que nos hagan gigantes como seres humanos y no diminutos como los seres absorbidos por el mundo de la publicidad y del mercantilismo; es importante dar en cada juego y juguete amor, amistad, unión, para seguir creyendo en el mañana con la esperanza de ser mamá y hacer la comidita o el constructor de un enorme rompecabezas llamado realidad.