Dios tiene derecho

Autor: María Velázquez Dorantes

 

Muchas veces llega un silencio inesperado acompañado de un viento frío  y las lágrimas del cielo empiezan a caer para hacer compañía a los hombres que habitan en la tierra y estos se encuentran sufriendo por la ausencia de un ser querido.

De sorpresa, sin aviso, sin anuncio llega la tormentosa muerte y de esas tantas veces el ser humano hace culpable a Dios, por haber permitido la ausencia y no comprendemos que en el momento de la creación,  esas manos tiernas y suaves que  iban formándonos poco a poco tienen el derecho de volver con ellas.  

Tachamos de injusto a Dios por haber tomado algo que le pertenece y que solo se nos fue prestado. Parece fácil de decir y es tan duro de comprender para el mundo.  

Pero Dios tiene el derecho de volver a tocar lo que formo, de compartir quizás alguna conversación, de sentir la compañía de su más sensitiva creación y de llegar al momento preciso de ese plan de amor que formo.  

El dueño del principio y del fin sabe en que momento necesita retirarnos de un mundo especial, para llegar a otro mundo mejor que nos espera con los brazos abiertos, de donde salimos – aunque no lo recordemos-, sin embargo Dios coloca dentro de nosotros esas palabras que ahora son el rol social, nos enseñó a decir mamá y papá, hijo, abuela, hermano, etc.. Para recordarnos que  conformo una familia la cual no nos dejaría solos. Pero también envió su salvación para tenernos con él en el momento justo y preciso.  

Por eso Dios tiene derecho de pedir a sus hijos, tiene derecho de ser llamado Padre o Madre y nosotros tratar de comprender esa necesidad.