De lo general a lo particular

Autor: María Velázquez Dorantes

 

 

A lo largo de los procesos históricos y sociales de la humanidad se ha percatado que el inicio de estos parte de lo general hasta llegar a lo particular, ya sea que se trate de movimientos sociales, medios de información, conversaciones, impresiones y estilos siempre se va llegar al punto de interés particular, y quizás se deba a una simple cuestión: el egoísmo.

Desde la guerra hasta los tratados de paz, el factor influyente que los mueve son intereses propios, individualizados, sin el razonamiento y consideración de los afectados o beneficiados, porque asombrosamente el hombre ha perdido el interés por los demás, solo se sustenta para él mismo sin la capacidad de trabajar unido. Ante está situación tanto empresas como instituciones dentro de todas las áreas realizan esfuerzos, planeando estrategias que coadyuven al trabajo intergrupal, al conocimiento de las personas, a la sociabilización e intercambio de ideas con un objetivo que finalmente también es particular.

La era del egoísmo se ha manifestado siempre, y gracias a está gansada se pone de manifiesto mayor cantidad de pobres y marginados contra pocos ricos malgastados que abusan de los demás, solo pensando en sus intereses particulares; y esto se refleja en todos los ámbitos puesto que el dedo aplastante está constantemente atacando, se imponen leyes de fuerza, de poderes políticos y económicos que absorben todo aquello que los puede afectar y por ello, la sociedad no progresa, no crece, no se desarrolla, se encuentra estancada por una porción que doblega a los demás.

Los medios de información lanza títulos como: < Solo para ti, Tú, Yo, Mi creatividad, En búsqueda de mi éxito, Personificar la empresa con mi imagen, etc.>. Ese reflejo constante del siempre YO y nadie más, pareciera que intentan crear moldes de un sólo ser que piense igual, que actúe de la misma forma, para solo darle el reconocimiento a un individuo.

Los seres humanos somos únicos e irrepetibles, pero la generalización es decir, la ayuda de los demás y la ayuda que esté único ser les da, siempre será necesaria, no se vive aislado; el traje, los zapatos, la comida, la maquinaria y todos esas herramientas que hacen que se vaya viviendo más cómodamente son parte de la gran colaboración de seres que poblamos la tierra y sería injusto solo darle la importancia a mí mismo, el mundo no gira alrededor de nosotros, socialmente y psicológicamente se necesita de la compañía de alguien más.

Particularizar, es encerrarse en una burbuja que se llama esclavitud egoísta y es un veneno que acaba con la propia existencia de quien lo ejerce.
Recordar el último mandamiento de Cristo en la Tierra para vivir mejor, es la excelente forma de guiarnos: “Amarás a tú prójimo como Yo te amado”.