Las coplas de Internet

Autor: María Velázquez Dorantes 

 

 

No fue magia ni un acto de malabarismo lo que condujo al ser humano a pensar en la posibilidad de comunicarse mediante un ordenador y un cable, fue toda una revolución histórica, controvertida, espasmosa que tuvo como cuna la Segunda Guerra Mundial “madre de todas las tecnologías” (Castells, 1999:69). Y en medio de muchos procesos Internet fue el nombre que le pusieron en la pila bautismal de está revolución, sus padres: los datos y la información.

Internet es el futuro, pero no un futuro perfecto (Delarbe, 2002:1) que ha tenido como contexto histórico una revolución digital , donde esta estuvo compuesta por varios sectores [ políticos, económicos, sociales y culturales] que lo hicieron trabajar en diferentes funciones, con la posibilidad de hacer cosas diferentes, innovadoras, creativas pero al mismo tiempo prácticas y útiles. Internet comenzó sus pasos muy deprisa, inició una serie de actividades que lo colocaría en muy poco tiempo como uno de los fenómenos de debate más serio y riguroso en las mesas de los académicos, los empresarios, los gobiernos, pero sobre todo, en la mirada de los medios de comunicación preexistentes.

Sus herramientas lo colocaron en el caleidoscopio de la comunicación y de la investigación, “ya en el inicio del siglo XXI los alcances y las posibilidades de la tecnología eran enormes…Internet no era solo una tecnología sino un motor de cambio” (Gómez, 2002:62). El cambio que día a tras día nos va conduciendo a nosotros, los usuarios de él, somos sus manos y sus ojos dentro de una brújula espacial, al mismo tiempo que dirigimos Internet nos dirige. Así, este motor de cambio vive sus primeras experiencias dentro de los laboratorios de análisis crítico sobre sus fortalezas y sus debilidades, alrededor de él se han creado especulaciones y mitos, al mismo tiempo que se han comprobado hipótesis. No obstante, “no existe una metodología que sirva para dar una explicación total a la complejidad de las estructuras sociales basadas en la Comunicación Mediada por Computadora (CMC)” (Gómez, 2002:63).

Son muchos los rostros de este fenómeno, de este motor de cambio como algunos lo llaman, otros quizás prefieran decirle concepto y hay quienes lo determinan como problema. Internet, tecnología gigante que no se sabe que tan perfecta será y hacia dónde nos conducirá, pese a todo esto “la Internet se ha convertido en una sucesión de océanos en donde sólo es posible no extraviarse si se tienen experiencia y brújulas adecuadas” (Delarbe, 2002:3). Se trata de una metáfora constante, conformada de alegorías pasadas y sustentada en las nuevas aproximaciones de este milenio que se refuerzan con una Sociedad de la Información y del Conocimiento , que le proporciona nuevas comparaciones y le va creando parábolas. Así es Internet un mundo en el que al parecer todos tenemos espacio, es un verso ahogado en medio de una enorme poesía.