14 de febrero: sentimientos enfrascados en el consumismo.

Autor: María Velázquez Dorantes 

 

 

Febrero 14, día de amor, día de amistad, de abrazos y cartas, pero sobre todo de tiendas adornadas con corazones, globos rojos, florerías cubiertas rosas rojas, serenatas que llegan al pie de un balcón con jóvenes –algunos en sus cinco sentidos, otros con alcohol en su cuerpo-, noche de antro para festejar el día del amor y la amistad.  

Con ello, viene la tradición antiquísima de la reconquista, del primer beso o tal vez la propuesta de matrimonio, sin embargo, los sentimientos que ese día se desatan se ven opacados un cristal denominado consumismo.

 

¿Amor o comercio con los sentimientos?  

En nuestra actualidad, no resulta más cómodo para los mercantilistas que combinar  a  los sentimientos con los productos que están de moda en determinada temporada, el 14 de febrero no podría ser una excepción,  el amor y la amistad son los conceptos para grandes campañas publicitarias que, aunadas con los sentimientos de confianza y fraternidad hacen grandes espectaculares para inundar las ciudades de productos que nacen del amor y venden para el amor.  

Entonces, verdaderamente se festeja al amor o se comercializa con los sentimientos de las personas. Una flor, un detalle, un pensamiento, no se centran en una sola fecha, todos los días ese sentimiento debe demostrarse con acciones y actitudes, no con objetos detrás de un escaparate.  

 

¿Se trata de Cupido el que flecha a las personas con amor, o de los publicistas y empresarios  que a través de los medios ha capturado los sentimientos para venderlos?

 

La leyenda de Cupido,  el “dios del amor” ha fortalecido a grandes cantidades de empresas que invierten en campañas publicitarias, para enfrascar a los sentimientos así cuando llegue el “día del amor” poder recuperar sus ganancias.  

Resulta más rentable para algunos crear historias románticas, para hacer guiones de películas que eleven las taquillas en la temporada para el festejo de los enamorados, resulta más fácil  vender rosas dentro de corazones que ofrecer abrazos sinceros.  

Los medios de comunicación no podrían quedarse atrás de este gran negocio, el dinero que ganan por cada spot publicitario les resulta indispensable para la empresa, y así, crear el fortalecimiento dócil para continuar sus ventas en los puntos de raitings.  

 

Una vieja historia convertida en  una realidad entorpecida  

San Valentín, Cupido,  el eros  griego ha dejado de ser una vieja historia para convertirse en realidad que se encarna en  la irresponsabilidad del consumo y la intransigencia del placer.  

Las historias románticas de estos personajes idealistas y otras veces atrevidos  que intenta unir corazones, se han convertido en encuentros placenteros donde después de una cena con un excelente vino, viene la propuesta de tener sexo. Quizás este sea el mejor día para aquellos que todavía piden una prueba de amor.

¿Y Dónde está el amor?  

Después del 14 de febrero, algunos se preguntarán y dónde quedo el amor, enfrascado en una lata con peluches, en unas rosas disecadas, en una vela aromática, en los cajeros de los restaurantes, en una cama o en un hotel.  

¿Se trata de objetos y de actos consumistas para demostrar el verdadero amor?, después de la fecha de los enamorados el amor dónde queda, hacia donde se va, si tal vez ya viene otra fecha en la que hay que festejar a otras personajes y comprar otras cosas.  

Reflexionemos de qué manera festejamos el amor, con qué detalle podemos hacer  feliz a las personas de manera constante, pensemos en un buen propósito para combatir al consumismo que nos quiere vender los sentimientos.  

Nadie por muy empresario que sea, puede arrebatarle al ser humano lo que lleva dentro para venderlo: sus sentimientos  le son propios, ajenos a todo interés lucrativo.