¿La televisión, mi gran compañera?

Autor: María Velázquez Dorantes

 

Encuentro la televisión muy educativa
. Cada vez que alguien la enciende, me retiro a otra habitación y leo un libro.
(Groucho Marx)

La televisión es uno de los medios de comunicación, al cual se le ha dirigido mucha atención desde los campos de investigación y estudios, a partir de la función que ejerce dentro de la sociedad. Y sin duda, cada investigación ha arrojado datos muy interesantes y muy preocupantes, tal es el caso, de que hoy en día la televisión es la gran compañera de millones de habitantes en el planeta. Compañera tanto para la soledad, como para la facilitación de los cuidados sobre los niños como para establecer un modo de educación.

¿Se puede considerar a un medio que informa tal cantidad de datos, cómo una compañera a la cual a veces se le atribuye pensamiento?, ¿qué tan factible puede resultar que la gente se exponga a un medio que aparentemente ofrece todo muy digerible? La televisión como el gran invento del siglo XX ha producido una adicción a ella, que nos envuelve dentro de una problemática de varios aspectos: éticos, formativos, educativos y psicológicos para cada individuo que por lo menos se expone a un aparato televisivo en su hogar.

Las cadenas de televisión pueden y deben comprometerse responsablemente con la ciudadanía, sin embargo, televisoras de cadena nacional “venden” la idead de que la televisión es la fiel compañera, tanto del pasado siglo XX como del siglo XXI, es compañera para las amas de casa que se dedican a las labores del hogar, compañera –por largas horas- para los niños porque los padres los exponen como el medio que mejor los entretiene, pero sobre todo “como el medio que mejor los cuida y educa”, sin embargo, se han puesto ha pensar que esa compañera ofrece contenidos a veces absurdos, los cuales los niños nos los comprenden con el mejor discernimiento y produce en ellos un efecto-respuesta en su conducta. Al mismo tiempo, la puesto en venta como la compañera de los adultos con programaciones que despiertan al morbo.

La idea de que la televisión es la fiel compañera de todo mundo, nace de la importancia del modelo neoliberalista en el que estamos inmersos, donde la publicidad ha encontrado a un gran público y que potencialmente poco a poco se va a convertir en el gran consumidor. Pero, ¿qué tan conscientes somos cada uno de los que nos exponemos a ella, a su programación, a su fábrica de entretenimiento, a su fábrica de ventas?. La sociedad puede reclamar, y por supuesto, que se puede hacer algo, pero también este medio nos ha “motivado” a la falsa creencia de que ya nada se puede hacer sobre los grandes monopolios, que poco a poco se convierten en factores culturales, porque nos hemos apropiado de sus ideas.

La solución a esta problemática resulta muy fácil, solo se requiere de voluntas y un poco de esfuerzo, porque si se jerarquizará la información disponible en la llamada caja negra, tal vez las cadenas televisivas se vieran en la preocupación de realizar mejores cosas, de exponer nuevas ideas, y si tal sentido no se diera, existe la opción de apagarla y leer un buen libro como un compañero.