Con mis manos

Autor: María Velázquez Dorantes

 

 

Con voces de la tierra,

 Con cantos de las  aves llenas la vida,

 Lo bueno, lo bello,

 El rostro del amor,

Así mujer que estas con Dios,

  Haces que la vida no se complique,

Que se escuche el repique de las campanas de Jesús,

El hombre, el Cristo, el Dios que nos redimió.

 

Que mis manos te den letras de paz,

Armonías de flautas,

Con sonidos de garganta,

Con voces de mi expresión,

 Las manos que mi Padre creo con tanta ilusión,

Toquen el rostro más bello,

 Alcancen el corazón de este virginal amor.

 

Mis manos son tus manos para la consolación,

Que sean prodigios de la luna y que alumbren con sensatez,

Los pensamientos que me invaden,

Las esperanzas para los que sufrimos,

Por sentirnos solos,

Y   ayudemos a forjar caminos

De valores,  de luces y de acordes con  grandes silencios que tienen sonidos.

 

Que mis manos sean tu silueta que nos acompaña, que señalen las estrellas del cielo para indicarles a los hombres que allí está la Madre de Dios.

 

Mis manos son de arena,

Frágiles pero tú las sostienes y permites que te escriban por la noche,

Por el día, en la mañana o en la tarde,

 Son frágiles

Pero están dispuestas a tu corazón,

 A tu enseñanza,

Para que las utilices en los momentos

 En que desees que te escriban

Con pequeñas curvas,

En los valles o en las montañas,

Congeladas por el frío o suaves por la brisa,

 Mis manos te pertenecen en el ahora de mi existencia.