Las tortugas pueden volar

Autora: María Velázquez Dorantes

 

 

Es una película del kurdo Bahman Ghobadi que se sitúa en una de las ideas más aterradoras del mundo: la guerra. La guerra entre Ikaq y los Estados Unidos de América, un tema de tal crudeza emocional y de imágenes susceptibles a todos los sentimientos.

¿ Qué sucede dentro de está película? La proyección más dura pero real, de la vida de niños que no son vistos como niños, sino come seres que sobreviven al ataque de otro país que se considera un amigo, que desconectan bombas para sobrevivir y que se atan a la importancia de los medios de comunicación y a las barreras del lenguaje.
El método severo de mostrar una cinta que ha sido grabada en escenarios reales con niños que no actúan, sino que son parte de la realidad hace que el espectador reflexione sobre un tema desgarrador, producto de la humanidad y de la lucha de poderes.

¿Hasta dónde quiere llegar el hombre por destruir al mundo?,¿El poder de la ambición quiere gobernar? Se necesitará ver a la gente mutilada, la inocencia pérdida, la deshumanización consumada por ver caer una forma de gobierno o tal vez sólo ver la caída de una estatua erigida en pos de gobierno destructor y dictatorial, para reaccionar y ver que poco a poco dejamos que el monstruo del egoísmo, la ambición, el egocentrismo y la materialidad se apodera de los más desdichados, solo porque tienen una cultura diferente, porque no son considerados como humanos y con derechos, y porque existe quien se atreve a creer que es el dueño del mundo.

Las tortugas pueden volar, pero no tienen las alas de un mundo mejor sino todo lo contrario se ven cortadas por seres que no sienten, que no piensan, que depositan todo en las armas, en excusas feroces para provocar una guerra y que se olvidan de la vida.

La película no tiene fin, porque la guerra no ha terminado, porque en otro espacio pero en el mismo tiempo la gente, el hombre, es mutilado físicamente y espiritualmente, por un destructor que no respeta a la vida misma, pero que lejos de nosotros hay quienes conservan la esperanza de que las tortugas pueden y quieren volar.