Reflexión espiritual

Un día cada vez

Autor: Padre Mariano de Blas, L.C.

Libro: Hacia las cumbres

                       

Se puede de verdad perseverar un año, una vida, en la virtud y en la santidad si uno cierra con cerrojo la puerta del ayer y del mañana, para concentrar toda su energía, todo su amor, todo su entusiasmo en ese espacio pequeño que es el día de hoy. Debes enfocar así tu perseverancia después de cualquier buen propósito, si no quieres empezar ya con la sospecha y el presagio de que no vas a durar. ¿Quién no puede durar un día? ¿Quién no puede ser un buen hijo de Dios desde la salida del sol hasta la hora de acostarse? Con un día puede cualquiera; con un año o con toda la vida creo que nadie. Si el que se abruma pensando en lo duro y difícil que es perseverar un año, se concentrara en trabajar un solo día, sólo en el día presente, y siguiera en el intento, llegaría a la convicción de que, de día en día, sí se puede durar un año y la vida entera. 

El entusiasmo es uno de los mejores aliados, tenle un gran respeto, y te sacará de no pocos atolladeros; es sobre todo un acelerador cuando se atasca la carreta. Oh divino entusiasmo, que transformas en águilas las aves de corral. Si has sido una gallina encerrada, asustadiza, pero tienes sed de alturas, él te va a llevar a esas alturas, cambiándote las alas y el corazón de un ave de tierra y estercolero, por las de un águila real. Procura encender ese entusiasmo el día presente, el día de hoy...