Reflexión espiritual
Subir a la cumbre

Autor: Padre Mariano de Blas, L.C.

Libro: Hacia las cumbres           

                     

Fiesta de la Ascensión.   ¿Qué dirás a los hombres que te escuchan? ¿Qué te dirás a ti mismo?

 

          La Ascensión clava nuestra esperanza, de forma inviolada, en nuestra propia felicidad eterna.

 

          Así como Jesús, el Carpintero, ha subido con su cuerpo eternizado a la patria de los justos, así el mío y el tuyo, el de todos los fieles que se esfuercen, subirá para nunca bajar, para quedarse para siempre allí.

 

          La Ascensión, además, es un subir, es un superarse de continuo, un no resignarse al muladar.

 

          Subir, siempre subir, querer ser otro, distinto, mejor; mejor en lo humano, mejor en lo intelectual y en lo espiritual. Cuando uno se para, se enferma; cuando uno se para definitivamente, ha comenzado a morir.

 

          Se impone la lucha diaria, la tenaz conquista de una meta tras otra, hasta alcanzar la última, la añorada cima de ser santo.   Ésa es tu meta, ésa es tu cima.