Reflexión espiritual

Palabras de primavera

Autor: Padre Mariano de Blas, L.C.

Libro: Hacia las cumbres

                       

Resuenan en tus cansados oídos palabras de primavera:

          “Yo amo la vida, amo el sol, las nubes, amo las flores, las personas, amo esta vida. Me gusta sentirme libre para decidir cada mañana amar a Jesucristo, y así, siento mi amor fresco todos los días, como a mis dieciséis años”. Palabras de un hombre santo.

          ¿Por qué no le imitas repitiendo cada amanecer idénticas palabras?  Tú también amas el sol, los campos, las flores; ves en ellos la sonrisa del Buen Dios.  ¿Por qué, entonces, el ceño fruncido, la sonrisa helada, el corazón frío? En el alma que  tiene a Dios brilla una perenne primavera, lo mismo que en el alma  en que Dios es un ausente,  se da un invierno permanente.

          Tú puedes seguir idéntica manera sencilla, diaria , de amar a Cristo, puedes formar ese hábito incomparable de la amistad con Él a toda hora del día, desde el despertar hasta cerrar los ojos, pasando por todos los momentos de la jornada.

          Tú también debes levantarte cada mañana y decirle con entusiasmo que te alegras de ser libre y elegir tu camino hacia Él. Intenta sentir la misma frescura y la misma totalidad en el amor.

          Y  también, como él, debieras sentir que no importa ser más o menos santo, sino amarlo apasionadamente; y amarlo es cumplir su divino querer, y su querer es el propio deber y las responsabilidades o puestos de trabajo y las cosas que pasan, al parecer, sin causa ni razón.