Reflexión espiritual

Los niños vestidos de fiesta

Autor: Padre Mariano de Blas, L.C.

 

Cualquier acontecimiento grande en la vida de un niño, lo debe ser también para sus padres; cuando un niño se machuca un dedo, ocurre un cataclismo para ese niño, cuando saca un diez en el colegio es un grandísimo acontecimiento.

Cuando hacen su primera comunión, también resulta una gran fiesta para ellos; en Mayo o en Junio es común ver en las Iglesias niños y niñas vestidos de fiesta, vestidos de gala, van a hacer su primera comunión. Van a recibir a Dios por primera vez, se han preparado durante muchos días. Vienen vestidos con un traje de fiesta, tienen el alma muy blanca y el corazón contento.

¿Están de fiesta los papás y los padrinos, la gente mayor,? ¿es también para ellos la Eucaristía una gran fiesta?

Tú también, si te recuerdas, un día te acercaste a recibir a Dios, y también llevabas un traje de fiesta y llevabas el alma limpia y feliz. Yo me acuerdo perfectamente, tenía ocho años, llevaba un traje muy lindo, y el corazón lleno de alegría. Yo también iba a recibir a Dios por primera vez. Recuerdo que ha sido uno de los días más felices de mi vida; pero con el paso del tiempo aquella amistad de niño puede haberse convertido en olvido e indiferencia. Me imagino los apuros de papás que no quieren, que no se animan a comulgar con sus hijos. Ellos se lo pierden.

La Eucaristía no es como esos juguetes de niño que quedan con el tiempo arrumbados en un rincón. El Dios de los niños es el Dios de los grandes, el Ser que hace feliz a un niño, puede hacer feliz el corazón de un hombre. Pero prefieres caminar por la vida sin Dios, y así te va.

Te quejas de que no eres feliz, de que no te sientes a gusto, de que no sabes qué hacer con tantos problemas, necesitas ayuda, ilusión, fuerzas para seguir adelante, buscas y buscas ayuda, respuestas, soluciones en muchas partes, pero pasas de largo ante la casa de Dios, no necesitas de Dios, no quieres saber nada de Él.
Hace mucho tiempo que no te importa la religión, tú te lo pierdes. ¿Sabías que la buena amistad con Dios mejora hasta la propia salud, que la conciencia turbia, sucia, produce enfermedades verdaderas en la psicología y aún en el mismo organismo?. Te conviene reencontrarte con aquel viejo amigo de la infancia; quizá en ese nuevo encuentro tengas que pedir perdón y remover algunas cosas que han atropellado aquella vieja amistad, pero no tengas miedo, ese viejo amigo es un gran amigo que sabe perdonar y olvidar.

El amigo que hace feliz a tu hijo en su primera comunión, puede hacerte feliz también a ti, pero tendrás que hacerte niño, tendrás que despojarte de muchos pecados, de muchas hipocresías, de muchas historias de adulto, hacerte niño; porque ese amigo, ese Rey dijo claramente: ‘Si no os hacéis como niños, no entraréis en mi Reino’.

Tú también fuiste un niño o una niña vestida de fiesta el día de tu primera comunión, el día de tu inocencia, el día que se te podía mirar a los ojos sin ruborizarte.