Reflexión espiritual
Admirar al prójimo 

Autor: Padre Mariano de Blas, L.C.

Libro: Hacia las cumbres           

                     

Admirar al prójimo es una buena cualidad, pero puede convertirse en peligrosísimo defecto. Si se trata de admirar para inspirarte, muy bien; si es admirar para incorporar a tu persona los valores que ves en los demás, aceptado.  

            Pero si se trata de admirar para denigrarte o para sentirte deprimido porque las cualidades del otro brillan por su ausencia en ti, andas muy descaminado.  

            Con frecuencia se eleva tanto el pedestal del héroe que se queda solo; ya no resulta imitable, sino envidiable.  

            Y ¿qué ganas con admirar a los santos y a los héroes, si están fuera de tu alcance? Que les aprovechen sus virtudes y su heroísmo.  

            Prefiere un hombre más cercano a tu estatura, quizás menos famoso, menos santo, pero que pueda darte una lección, que sea imitable para ti.  

            Lo importante de los grandes hombres es cómo se alzaron del anonimato. Subieron escalón por escalón, como cualquier ser humano, como tú puedes subir. La distancia que nos separa puede acortarse, si persigues el mismo sistema de subir que ellos persiguieron. Sistema que sabe a esfuerzo, a tesón , a entusiasmo sin fin.  

            De ahora en adelante proponte mirar a los grandes hombres por el lado en que son capaces de ser imitados por ti.