Santísima Trinidad

Autor: Judith Araújo de Paniza

 

 

Hoy celebramos el misterio más grande del cristianismo porque se refiere a la vida misma de Dios. El tema de la Santísima Trinidad lo voy a tratar de la mano del Catecismo de la Iglesia, basada en sus parágrafos 198 al 267 y el 2205.
Al pensar en la vida íntima de Dios nos damos cuenta de la grandeza de la vocación del ser humano: nos llama a participar de su propia vida, por eso Dios envió a su Hijo para que, creyendo, tengamos vida eterna: "Tanto amó Dios al mundo que entregó a su Hijo único para que no perezca ninguno de los que cree en Él, sino para que tengan vida eterna. Porque Dios no mandó a su Hijo al mundo para juzgar al mundo, sino para que el mundo se salve por Él." (Jn 3, 16-18)
La Santísima Trinidad es un Misterio inefable, "infinitamente más allá de todo lo que podamos concebir según la medida humana" (Pablo VI). "Si lo comprendieras, no sería Dios" (San Agustín)


La Trinidad es una. Las personas divinas son realmente distintas entre sí. Las personas divinas son relativas unas a otras.
"Es la infinita connaturalidad de tres infinitos. Cada uno considerado en sí mismo, es Dios todo entero... Dios los tres considerados en conjunto... No he comenzado a pensar en la Unidad cuando ya la Trinidad me baña con su esplendor. No he comenzado a pensar en la Trinidad cuando ya la unidad me posee de nuevo... (San Gregorio Nacianceno)
"EL Padre es Dios, el Hijo es Dios, y el Espíritu Santo es Dios, y sin embargo, no hay tres dioses sino uno solo" (Credo Atanasio)


"Creemos firmemente y afirmamos sin ambages que hay un solo verdadero Dios, inmenso e inmutable, incomprensible, todopoderoso e inefable, Padre, Hijo y Espíritu Santo: Tres Personas, pero una Esencia, una Substancia o Naturaleza absolutamente simple". (Concilio de Letrán)


Cuando Jesús revela el misterio de la Santísima Trinidad, nos muestra un modelo sobre cómo deben ser las relaciones humanas. Jesús ruega al Padre: "Que todos sean uno como Tú, Padre, estás en Mí y Yo en Ti. Sean también uno en nosotros: así el mundo creerá que tú me has enviado". (Jn 17,21)


"Conocer el misterio de la Santísima Trinidad, nos involucra y compromete para adquirir ciertas actitudes en las relaciones humanas: la perfectísima unidad de las Tres Personas divinas, es el vértice que ilumina toda forma de auténtica relación y comunión entre nosotros, seres humanos" (Juan Pablo II)


En el Amor de Dios encontramos la respuesta más clara al misterio. "Dios misericordioso y clemente... rico en amor y fidelidad" (Ex 34, 5-6). La búsqueda de la paz interna y con los demás, del entendimiento, de la concordia, de la unidad, en el pensar, en el sentir y en el amar, está relacionada con la naturaleza divina.


La familia cristiana es una comunión de personas, reflejo e imagen de la comunión del Padre y del Hijo en el Espíritu Santo. Por eso estamos llamados a vivir una verdadera comunidad de respeto, fraternidad y amor. Sólo en comunión con Dios podemos lograr comunión entre las personas.


Tenemos que estar alegres, felices, animados y vivir en paz, unidos en un mismo espíritu y corazón, porque Dios, su amor y su paz puede estar con nosotros. "La gracia del Señor Jesucristo, el amor de Dios Padre, y la comunión del Espíritu Santo sea con todos vosotros". (2 Co 13,13)