Evangelio - Historia y Reflexión...

¿Qué hacemos nosotros? Lucas 3, 10-18

Autor: Padre Marcelo Rivas Sánchez 

Web del Padre

 

 

Mira, Señor, a tu pueblo que espera con fe la fiesta del nacimiento de tu Hijo, y concédele celebrar el gran misterio de nuestra salvación con un corazón nuevo y una inmensa alegría. Por nuestro Señor Jesucristo... Amén.

Sofonías 3, 14-18 El Señor se alegra con júbilo en ti

Salmo Isaías 12 El Señor es mi Dios y salvador.

Filipenses 4, 4-7 El Señor está cerca

Lucas 3, 10-18 ¿Qué hacemos nosotros? “En aquel tiempo, la gente le preguntaba a Juan el Bautista: “¿Qué debemos hacer?” El contestó: “Quien tenga dos túnicas, que dé una al que no tiene ninguna, y quien tenga comida, que haga lo mismo. También acudían a él los publicanos para que los bautizara, y le preguntaban: Maestro, ¿qué tenemos que hacer nosotros? El les decía: No cobren más de lo establecido. Unos soldados le preguntaron: Y nosotros, ¿qué tenemos que hacer? El les dijo: No extorsionen a nadie, ni denuncien a nadie falsamente, sino conténtense con su salario. Como el pueblo estaba en expectación y todos pensaban que quizá Juan era el Mesías, Juan los sacó de dudas, diciéndoles: Es cierto que yo bautizo con agua, pero ya viene otro más poderoso que yo, a quien no merezco desatarle las correas de sus sandalias. El los bautizará con el Espíritu Santo y con fuego. El tiene el bieldo en la mano para separar el trigo de la paja; guardará el trigo en su granero y quemará la paja en un fuego que no se extingue. Con éstas y otras muchas exhortaciones anunciaba al pueblo la buena nueva”

Sofonías

Testigo de los grandes pecados de Israel y del duro castigo con que Dios va a purificar a su pueblo.

Con un resto creará Dios un pueblo nuevo.

El rey Josías se presenta como un gran reformador

Es la ocasión para anunciar días mejores para Jerusalén e invitar a la alegría a través de una gran fiesta en la que todo serán danzas, alegría y regocijo.

Israel rebosa gozo porque el Señor ha cancelado todas sus deudas

Pablo en su carta a los filipenses

Invitó a sus hermanos a cambiar la actitud ante los acontecimientos humanos.

A no dejarse agobiar por las penas y a elevar peticiones y acciones de gracias al Señor.

A tratar a todo el mundo con amabilidad y a vivir siempre alegres porque el Señor está cerca.

Cuando asumimos nuestra vida con la certeza de que el Señor está cerca y nos da la mano, caminamos más seguros, y viviremos más tranquilos y en paz.

El gozo de Dios. Domingo de la alegría

Que se convierte en ternura que acaricia. Que ama.

Goza con su nuevo pueblo.

Decía Teresa de Ávila: “un santo triste es un triste santo”

En la Biblia la alegría es consecuencia de la acción de Dios en el pueblo y el cumplimiento de sus promesas.

“Yahvé, tu Dios, está en medio de ti; exulta de gozo por ti y se complace en ti; te ama y se alegra con júbilo; hace fiesta por ti” (v.16-17)

Al comenzar el día con alegría

Así se debe esperar al Señor

Bien lo dice en Filipenses: “Alegraos siempre en el señor. Os digo, alegraos”

Alegres por la venida del Señor.

Para mantener la esperanza.

Se trata de la alegría que es fruto del Espíritu.

 El Señor está cerca” (Flp 4,5)

Toda petición a Dios debe estar apoyada en la acción de gracias

 

 

Cuidado con la tristeza

Un alma triste está a merced de muchas tentaciones.

La tristeza nace del egoísmo.

De pensar en uno mismo con olvido de los demás.

De la indolencia en el trabajo.

De la falta de mortificación.

De la búsqueda de compensaciones.

Del descuido en el trato con Dios.

Llevar alegría a un mundo que está triste porque se va alejando de Dios.

Los hombres necesitan pruebas de que Cristo ha nacido en Belén, nuestra alegría se las dará.

Lucas

Nos habla del testimonio de Juan Bautista, el precursor.

Su predicación impresiona al pueblo, la gente se acerca para preguntarle: “¿Qué debemos hacer?”

Respuesta: Exige un comportamiento. Compartan lo que tengan: vestido, comida, etc.

El evangelio busca que el oyente se convierta.

Que su conducta y su comportamiento estén de acuerdo con la justicia que exige el Reino.

La conversión es un cambio de conducta más que un cambio de ideas; es la transformación de una situación vieja en una situación nueva.

Convertirse es actuar de manera evangélica.

Hay una gran tentación

No convertirse porque andamos en una siempre búsqueda.

Nos olvidamos de saber elegir seleccionar.

No vamos a lo más importante. Nos quedamos en las ramas.

Echamos por la borda lo grande y provechoso

¿Qué debemos hacer?

Actuar con gestos y acciones concretas de justicia, respeto, solidaridad y coherencia cristiana.

Pero, para eso, es necesario purificar el corazón.

Dejarnos invadir por el Espíritu de Dios, liberarnos de las ataduras del egoísmo y el acomodamiento, no temer al cambio y disponernos con alegría, con esperanza y entusiasmo a contribuir en la construcción de una comunidad.

De ahí que no debe existir el miedo, que es signo de la falta de fe.

Decisiones

Observar con mucho cuidado la realidad.

Para ello descubrir la bondad o la maldad

Donde la fe debe traducirse en obras concretas de justicia y fraternidad.

 “No hay pobre que no pueda dar, ni rico que no pueda recibir”.

“Dando es como recibimos; perdonando es como somos perdonados; y muriendo es como nacemos a la vida entera.” San Francisco

Lo importante no es estrenar sino el compartir. Culto verdadero a Dios.

Hay que evaluar nuestra vida y decidirse a cambiar

 

Oración después de la Comunión

Que esta Eucaristía nos purifique, Señor, de toda mancha y nos prepare así a celebrar dignamente la Navidad ya próxima. Por Jesucristo, nuestro Señor.  Amén