Evangelio - Historia y Reflexión...

No ha nacido uno más grande que Juan, el Bautista Mateo 11, 11-15

Autor: Padre Marcelo Rivas Sánchez 

Web del Padre

 

 

San Juan de la Cruz, presbítero y doctor de la Iglesia

Dios nuestro, que inspiraste a san Juan de la Cruz un espíritu de total abnegación por amor a Cristo crucificado, concédenos, por su intercesión, el valor de renunciar a nuestro egoísmo, para compartir la gloria de tu Hijo, que vive y reina contigo.  Amén.

Isaías 41, 13-20  Yo soy tu redentor, el Santo de Israel

Salmo 144 Bueno es el Señor para con todos.

Mateo 11, 11-15  No ha nacido uno más grande que Juan, el Bautista “En aquel tiempo, Jesús dijo a la gente: “Yo les aseguro que no ha surgido entre los hijos de una mujer ninguno más grande que Juan el Bautista. Sin embargo, el más pequeño en el Reino de los cielos, es todavía más grande que él. Desde los días de Juan el Bautista hasta ahora, el Reino de los cielos exige esfuerzo, y los esforzados lo conquistarán. Porque todos los profetas y la ley profetizaron, hasta Juan; y si quieren creerlo, él es Elías, el que habría de venir. El que tenga oídos que oiga”

San Juan de la Cruz, presbítero y doctor de la Iglesia

Nació en Ávila, estudió humanidades en el colegio de los jesuitas y se desempeñó como enfermero en el hospital de la ciudad. Ingresó en el Carmelo y fue ordenado sacerdote en el año 1567. Junto con santa Teresa de Ávila, emprendió la reforma de la Orden del Carmelo. Se destacó como teólogo y místico. Sufrió la cárcel y la difamación, pero su fe no se debilitó, sino que creció en experiencia mística. Entre sus obras se destacan Subida del Monte Carmelo, Noche oscura del alma y Llama de amor viva. Los últimos meses de su vida los pasó en silencio y oración.

Juan el Bautista

La gente decía que era Elías que iba a venir.

Recordemos que Elías era el profeta más importante por su fidelidad

De ahí que Juan el bautista sea muy importante.

Ya que es quien abre la puerta a Jesús.

Es la esperanza del pueblo.

Precede a Cristo.

Va a preparar el camino del Redentor.

Una misión

En Juan para preparar el camino a Jesús.

Nosotros tenemos que ir delante señalando el camino de la salvación.

Juan anuncia el gran regalo del perdón de Dios

Nosotros la de perdonar y enseñar a darlo.

Esfuerzo

Dice el Evangelio que el reino de los cielos requiere una cosa...ESFUERZO. Muchas veces nos quedamos felices, contentos y tranquilos porque Jesús ya ha pagado la cuenta de nuestras culpas, y así fue, pero olvidamos las palabras de San Pablo: "Una fe sin obras es una fe muerta que no sirve para nada".

Hemos alcanzado mucho ya encontrando a Jesús, pero donde está el sacrificio por el más pobre, el próximo, el más cercano.

Hagamos el propósito de que nuestra fe sea activa, nueva, renovada y  siempre estemos deseosos por trabajar para el reino de Dios.

Zacarías supo decir:

 “el Sol que nace de lo alto para iluminar a los que viven en tinieblas y en sombras de muerte y para guiar nuestros pasos por el camino de la paz”.

Regalo, don que Cristo viene a traer.

Hoy no hay misericordia. Nos enfrentamos

Muchos que desean la venganza y pagar con la misma moneda.

Todos quieren hace r su propio camino y no les interesa el de los demás.

El perdón no se usa. Quien me las hace me las paga.

Observemos los diarios en sus últimas páginas.

Nadie vive la misión de la misericordia.

La gente quiere tener. Apuesta a lo material.

Nada por nada.

El lema es “cuanto hay para eso”

Pareciera que no viene Cristo sino el aguinaldo.

Nos transformamos a la inversa. A favor de los antivalores.

Necesitamos, antes que a otros, redimirnos nosotros.

Salir de esa muerte material donde caímos.

Hay que cambiar mi comportamiento.

Tengo que ser el primer redimido.

Tengo que redimir mi corazón.

Tengo que cambiar mis actitudes.

Tengo que ser el primero que acepta a Cristo como el que me salva de mis pecados.

Como el que me salva de mis fragilidades.

 

Oración después de la Comunión

Señor, tú que ayudaste a san Juan de la Cruz a vivir el misterio de la pasión de tu Hijo, concédenos que este sacrificio que hemos celebrado nos impulse a seguir con fidelidad a Cristo y a trabajar en la Iglesia por la salvación de todos los hombres.  Por Jesucristo, nuestro Señor.  Amén