Evangelio - Historia y Reflexión...
La Higuera. Lc 21, 29-33.
Autor: Padre Marcelo Rivas Sánchez
Enciende, Señor, nuestros corazones con el fuego de tu amor a fin de que,
amándote en todo y sobre todo, podamos obtener aquellos bienes que no podemos
nosotros ni siquiera imaginar y has prometido tú a los que te aman.
Por nuestro Señor…
Apocalipsis 20, 1-4. 11—21, 2
Sal 83, 3-6. 8
Ésta es la morada de Dios entre los hombres
Lc 21, 29-33.
“Jesús, hablando a sus discípulos acerca de su venida, les hizo esta
comparación: “Miren lo que sucede con la higuera o con cualquier otro árbol.
Cuando comienza a echar brotes, ustedes se dan cuenta de que se acerca el
verano. Así también, cuando vean que suceden todas estas cosas, sepan que el
reino de Dios está cerca. Les aseguro que no pasará esta generación hasta que se
cumpla todo esto. El cielo y la tierra pasarán, pero mis palabras no pasarán”
Sabemos y no
sabemos
Delante del futuro queremos saber: horóscopos, cábalas, sortilegios, ramas,
lecturas de la mano, de la borra del café, del cigarro, el curioso…
Estamos más pendiente del futuro que del hoy.
Vivimos como angustiados por lo que vendrá, pero descuidamos el minuto que está
pasando.
Pero cuando se nos interroga por nuestra responsabilidad delante de Dios.
Guardamos silencio.
No encantan los pronósticos.
El mejor camino
para afrontar el futuro es aprovechar el momento presente
Dios cumple y
aclara
¿Cuándo será esto
y qué señal habrá cuándo todo esto esté por suceder?
Jesús ha tratado de responder, pero sin
crear unas falsas expectativas.
Busca prevenirlos
contra los mentirosos y estafadores.
De ahí que
quedarnos con los brazos cruzados no alcanzaremos nada.
Yo seré su Dios y
ustedes serán mi pueblo.
Ante el ¿Cuándo?
Hay que estar atentos a los signos de los tiempos.
Signos de los tiempos
Es lo que está sucediendo a nuestro alrededor
Dándole más importancia las cosas
menudas: como pasar por debajo de una escalera o dar la sal con la mano
izquierda.
Se habla de un final pero no del mundo.
Sino de un juicio que cada uno debe entregar a Dios.
Es el final de un sistema injusto.
“Podrán cortar todas las flores, pero no podrán detener la primavera”.
Oración después de
Tú que nos has
hecho partícipes de la vida de Cristo en este sacramento, transfórmanos, Señor,
a imagen de tu Hijo, para que participemos también de su gloria en el cielo. Por
Jesucristo, nuestro Señor. Amén.