Evangelio - Historia y Reflexión...

El juez inicuo, Lucas 18,1-8

Autor: Padre Marcelo Rivas Sánchez 

Web del Padre 

 

 

Les propuso una parábola sobre la necesidad de que orasen siempre sin desalentarse: "Había en una ciudad un juez que no temía a Dios y no hacía ningún caso de los hombres. Había también allí, en esta misma ciudad, una viuda, que iba a buscarlo y le decía: "Hazme justicia librándome de mi adversario". Y por algún tiempo no quiso; mas después dijo para sí: "Aunque no temo a Dios, ni respeto a hombre, sin embargo, porque esta viuda me importuna, le haré justicia, no sea que al fin venga y me arañe la cara" Y el Señor agregó: "Habéis oído el lenguaje de aquel juez inicuo. ¿Y Dios no habrá de vengar a sus elegidos, que claman a Él día y noche, y se mostraría tardío con respecto a ellos? Yo os digo que ejercerá la venganza de ellos prontamente. Pero el Hijo del hombre, cuando vuelva, ¿hallará por ventura la fe sobre la tierra?"

¿Hace falta rezar?

Claro que no sirve cuando…

 

La silla

La hija de un hombre, llamado José, le pidió a un sacerdote que fuera a su casa a hacer una oración para su padre que estaba muy enfermo. El sacerdote llegó y encontró un asilla al lado de la cama. El enfermo al verlo le preguntó: ¿quién es usted? Soy el sacerdote que su hija llamó para que orase con usted; cuando vi la silla vacía al lado de su cama supuse que usted sabía que yo vendría a visitarlo" Oh sí, la silla", dijo el hombre enfermo, ¿le importa cerrar la puerta?" El enfermo con sinceridad le dijo: Nunca le he dicho esto a nadie, pero toda mi vida la he pasado sin saber cómo orar. Entonces hace mucho tiempo abandoné por completo la oración. Pero conversando con mi mejor amigo me dijo: La oración es simplemente tener una conversación con Jesús. Así es como te sugiero que lo hagas: te sientas en una silla y colocas otra silla vacía enfrente a ti, le hablas y lo escuchas, de la misma manera como lo estás haciendo conmigo ahora"

Así lo hice y me gustó tanto que lo sigo haciendo.

El sacerdote sintió una gran emoción al escuchar esto y le dijo a José que era muy bueno lo que había estado haciendo, y que no cesara de hacerlo. Rezó por el enfermo y se retiró.

Dos días después, la hija de José llamó al sacerdote para decirle que su padre había fallecido.  El sacerdote le preguntó: ¿Falleció en paz?

Sí padre. Me llamó y me dijo que me quería mucho y cuando regresé de algunas compras lo encontré muerto. Pero hay algo, recostó la cabeza y abrazó a la silla que tenía al lado. ¿Qué cree usted que pueda significar esto?

El sacerdote se secó las lágrimas de emoción y le respondió:

Ojalá que todos nos pudiésemos morir de esa manera.

Orar es…