Evangelio - Historia y Reflexión...

¿Quién vence a Cristo? Lucas 11,15-26 

Autor: Padre Marcelo Rivas Sánchez 

Web del Padre 

 

 

Pero algunos de entre ellos dijeron: "Por Beelzebul, príncipe de los demonios, expulsa los demonios"… Les dijo: "Todo reino dividido contra sí mismo, es arruinado, y las casas caen una sobre otra. Si pues, Satanás se divide contra él mismo, ¿cómo se sostendrá su reino? Puesto que dicen  ustedes que por Beelzebul echo Yo los demonios. Ahora bien, si Yo echo los demonios por virtud de Beelzebul, ¿vuestros hijos por virtud de quién los arrojan? Ellos mismos serán, pues, sus jueces… Quien no está conmigo, está contra Mí; y quien no acumula conmigo, desparrama" "Cuando el espíritu inmundo sale de un hombre, recorre los lugares áridos, buscando donde posarse, y, no hallándolo, dice: "Me volveré a la casa mía, de donde salí" A su llegada, la encuentra barrida y adornada. Entonces se va a tomar consigo otros siete espíritus aun más malos que él mismo; entrados, se arraigan allí, y el fin de aquel hombre viene a ser peor que el principio"

¿Quién vence a Cristo?

 

Satanás oferta sus herramientas.

Satanás empezó a vender sus herramientas. Allí estaban las que rompían malograban; las que aumentaban el propio ego y las que desminuían a los demás; También los implementos de jardinería con la garantía de hacer crecer la soberbia, el rastrillo del desprecio, la pala de los celos para cavar abismos entre uno y otros; las herramientas del chisme y la calumnia, del egoísmo y la apatía. Todos con garantía y los precios muy asequibles y en muy cómodas y facilidad de pago. Pero en un rincón había dos herramientas muy desgastadas pero con un precio muy alto y sin mucha facilidad. Por ser raro un cliente preguntó: Satanás sonrió y dijo: Bueno, eso es porque yo las uso mucho y me son muy útiles por eso son tan caras. Ella son la inseguridad y la desesperanza y son las únicas que realmente funcionan muy bien.  

Con Cristo o contra Cristo

Decía un hombre muy culto. Yo no conozco a Dios y nunca le he visto.

Un campesino que cultivaba naranjas lo escuchó y le dijo: Mostrándole una naranja. Usted me puede decir si es dulce o amarga. El hombre le respondió: Cómo lo puedo saber si no la he saboreado.

El campesino replicó: Pues así es Dios si no lo saboreas nunca lo podrás conocer. Menos amar.

 

Gracias, Señor, del cielo y la tierra, porque has ocultado estas cosas a los grandes y entendidos y la revelaste a los hombres sencillos y humildes.