Evangelio - Historia y Reflexión...

El buen samaritano Lucas 10,25-37 

Autor: Padre Marcelo Rivas Sánchez 

Web del Padre 

 

 

Se levantó entonces un doctor de la Ley le dijo: "Maestro, ¿qué he de hacer para lograr la herencia de la vida eterna?" Respondió: "En la Ley , ¿qué está escrito? ¿Cómo lees?" Y él replicó diciendo: "Amarás al Señor tu Dios de todo tu corazón, y con toda tu alma, y con toda tu fuerza y con toda tu mente, y a tu prójimo como a ti mismo" "Has respondido justamente. "¿Y quién es mi prójimo?" Jesús repuso diciendo: "Un hombre, bajando de Jerusalén a Jericó, vino a dar entre salteadores, los cuales, después de haberlo despojado y cubierto de heridas, se fueron, dejándolo medio muerto. Casualmente, un sacerdote iba bajando por ese camino; lo vio y pasó de largo. Un levita llegó asimismo delante de ese sitio; lo vio y pasó de largo. Pero un samaritano, que iba de viaje, llegó a donde estaba, lo vio y se compadeció de él; y acercándose, vendó sus heridas, echando en ellas aceite y vino; luego poniéndolo sobre su propia cabalgadura, lo condujo a una posada y cuidó de él. Al día siguiente, sacando dos denarios los dió al posadero y le dijo: "Ten cuidado de él, todo lo que gastes de más, yo te lo devolveré" ¿Cuál de estos tres te parece haber sido el prójimo de aquel que cayó en manos de los bandoleros?" Respondió: "El que se apiadó de él". Y Jesús le dijo: "Ve, y haz tú lo mismo"

Amor al prójimo…

Los jóvenes, durante la revolución de Nicaragua, interpretaron a un joven nicaragüense golpeado y abandonado medio muerto junto al camino. Un fraile dominico pasó por allí y no hizo caso. También un ministro de la palabra pasó de largo. Luego pasó uno de sus enemigos, un “contra”, vestido de militar. Se detuvo, le colocó un rosario alrededor del cuello, le dio agua y lo llevó al pueblo cercano. En ese momento, la mitad de la asamblea empezó a gritar y a protestar. Era inaceptable que un ‘contra’ pudiera comportarse así. “Son gente horrible, no tenemos nada que ver con ellos”. La Misa terminó en un caos. Después la gente comenzó a discutir el sentido de la parábola. Como habían quedado impresionados, llegaron a comprenderlo con más profundidad. Acordaron no referirse en adelante a los otros como “los contra”, sino “nuestros primos de Honduras”, o “nuestros primos equivocados”. Repitieron el rito inicial del acto penitencial, se intercambiaron el beso de paz y continuaron la celebración de la Eucaristía. Una convulsión así debería producir en nosotros esta historia.

Un grave problema

¿Quién se comporta como hijo de Dios?

·         El que utiliza la compasión. Conciencia del otro.

·         Quien siente amor por el otro. Porque el amor no hace diferencias.

·         Quien es capaz de hacer presente a los pobres en su camino.

·         El que no se queda con esa ridícula conmoción.

·         El que es capaz de cambiar los planes para tender a uno que necesita.

¿Quién es mi prójimo?

·         El que me grita quiero misericordia y no sacrificio.

·        Es Dios el que yace junto al camino, roto y extenuado, esperándome.

Venían Juan y Juana, dos buenas personas, que se encontraron con un hombre herido en la calle. Juan dijo: Pobre hombre. Juana replicó: Alguien lo golpeo. Mientras hacían comentarios el herido pedía agua y abría las manos. Y así murió esperando la ayuda que nunca llegó.