Evangelio - Historia y Reflexión...

Todos comieron hasta saciarse Marcos 8, 1-10

Autor: Padre Marcelo Rivas Sánchez 

Web del Padre 

 

 

Santa Escolástica

Al celebrar la fiesta de santa Escolástica, te pedimos, Señor, que, a imitación suya aprendamos a servirte con un amor infatigable y a disfrutar profundamente tu amistad. Por nuestro Señor Jesucristo... Amén.

Génesis 3, 9-24 La expulsión del paraíso

Salmo 89 Tú eres, Señor, nuestro refugio.

Marcos 8, 1-10 Todos comieron hasta saciarse “En aquellos días, vio Jesús que lo seguía mucha gente y no tenían qué comer. Entonces llamó a sus discípulos y les dijo: Me da lástima esta gente: ya llevan tres días conmigo y no tienen qué comer. Si los mando a sus casas en ayunas, se van a desmayar en el camino. Además, algunos han venido de lejos. Sus discípulos le respondieron: ¿Y dónde se puede conseguir pan, aquí en despoblado, para que coma esta gente? El les preguntó: “¿Cuántos panes tienen?” Ellos le contestaron: Siete. Jesús mandó a la gente que se sentara en el suelo; tomó los siete panes, pronunció la acción de gracias, los partió y se los fue dando a sus discípulos, para que los distribuyeran. Y ellos los fueron distribuyendo entre la gente. Tenían, además, unos cuantos pescados. Jesús los bendijo también y mandó que los distribuyeran. La gente comió hasta quedar satisfecha, y todavía se recogieron siete canastos de sobras. Eran unos cuatro mil. Jesús los despidió y luego se embarcó con sus discípulos”

La segunda multiplicación de los panes

Un señor de la ciudad fue a pasar unas vacaciones a la sierra, a unas altas montañas. Todas las tardes salía a dar un paseo y de regreso solía encontrarse una viejecita que regresaba a su casa. Se podía observar que la anciana había estado trabajando todo el día y que le costaba trabajo subir una cuesta muy empinada con una pesada carga de leña sobre sus espaldas. Sin embargo, la humilde anciana nunca mostraba en su rostro el más leve signo de malhumor o impaciencia. Iba siempre risueña y alegre

¿Señora cómo hacía para estar siempre alegre? Tengo una oración que me hace olvidar mis penas y cansancios". El señor le preguntó con interés de que oración se trataba. "Durante el día pienso a ratos en Jesús cuando llevaba cargando la cruz hacia el Calvario, y medito las palabras de Dios a Adán en el principio de la humanidad: Comerás tu pan con el sudor de tu frente. Y entonces me repito constantemente: Que se haga como Dios quiere. Que se haga como Dios quiere. Y esa oración me da un gran aliento para continuar adelante. Es la fe y el amor a Dios lo que me da fuerzas en mi debilidad". El señor después de meditar las palabras de la viejecita, regresó a su vida cotidiana con una razón suficientemente fuerte para ya no desesperarse y continuar luchando.

Más que pan comunión entre hermanos

 

CUANDO LA FRUTA NO ALCANCE

Una vez un grupo de tres hombres se perdieron en la montaña, y había solamente una fruta para alimentarlos a los tres, quienes casi desfallecían de hambre. Se les apareció entonces Dios y les dijo que probaría su sabiduría y que dependiendo de lo que mostraran les salvaría.

El primero dijo: "Pues aparece mas comida", Dios contestó que era una respuesta sin sabiduría, pues no se debe pedir a Dios que aparezca mágicamente la solución a los problemas sino trabajar con lo que se tiene.

Dijo el segundo entonces: "Entonces haz que la fruta crezca para que sea suficiente", a lo que Dios contestó que No, pues la solución no es pedir siempre multiplicación de lo que se tiene para arreglar el problema, pues el ser humano nunca queda satisfecho y por ende nunca sería suficiente.

El tercero dijo entonces: "Mi buen Dios, aunque tenemos hambre y somos orgullosos, haznos pequeños a nosotros para que la fruta nos alcance". Dios dijo: "Has contestado bien, pues cuando el hombre se hace humilde y se empequeñece delante de mis ojos, verá la prosperidad.

Hay mucha hambre. ¿Pero de qué?

¿Por qué buscar en los lugares equivocados?

¿Por qué no acercarnos a Él, para que nos dé del pan que sacia?


Oración después de la Comunión

Señor, que este sacramento fortalezca en nosotros tu amor, para que aceptemos los sufrimientos de nuestra vida como una forma de participar en la pasión de Cristo y nos esforcemos por vivir unidos a ti, a ejemplo de santa Escolástica, virgen. Por Jesucristo, nuestro Señor.  Amén.

 

“Una sonrisa es la luz en la ventana de tu cara, que avisa a la gente que tu corazón está en casa."