Evangelio - Historia y Reflexión...

¿Por qué no pusiste mi dinero en el banco? Lucas 19, 11-28 

Autor: Padre Marcelo Rivas Sánchez 

Web del Padre 

 

 

Dios eterno y todopoderoso, conduce nuestra vida por el camino de tus mandamientos para que, unidos a tu Hijo amado, podamos producir frutos abundantes. Por nuestro Señor Jesucristo… Amén.

1 El creador del mundo les devolverá el alimento y la vida Macabeos 7, 1. 20-31

2 salmo 16 Escóndeme, Señor, bajo la sombra de tus alas.

3 ¿Por qué no pusiste mi dinero en el banco? Lucas 19, 11-28 En aquel tiempo, como ya se acercaba Jesús a Jerusalén y la gente pensaba que el Reino de Dios iba a manifestarse de un momento a otro, él les dijo esta parábola: Había un hombre de la nobleza que se fue a un país lejano para ser nombrado rey y volver como tal. Antes de irse, mandó llamar a diez de sus empleados, les entregó una moneda de mucho valor a cada uno y les dijo: Inviertan este dinero mientras regreso. Pero sus compatriotas lo aborrecían y enviaron detrás de él a unos delegados que dijeran: No queremos que éste sea nuestro rey. Pero fue nombrado rey, y cuando regresó a su país, mandó llamar a los empleados a quienes había entregado el dinero, para saber cuánto había ganado cada uno. Se presentó el primero y le dijo: Señor, tu moneda ha producido otras diez monedas. El le contestó: Muy bien, eres un buen empleado. Puesto que has sido fiel en una cosa pequeña, serás gobernador de diez ciudades. Se presentó el segundo y le dijo: Señor, tu moneda ha producido otras cinco monedas. Y el señor le respondió: Tú serás gobernador de cinco ciudades. Se presentó el tercero y le dijo: Señor, aquí está tu moneda. La he tenido guardada en un pañuelo, pues te tuve miedo, porque eres un hombre exigente, que reclama lo que no ha invertido y cosecha lo que no ha sembrado. El señor le contestó: Eres un mal empleado; por tu propia boca te condeno. Si sabías que soy un hombre exigente, que reclamo lo que no he invertido y que cosecho lo que no he sembrado, ¿por qué, pues, no pusiste mi dinero en el banco para que yo, al volver, lo hubiera recobrado con intereses? Después les dijo a los presentes: Quítenle a éste la moneda y dénsela al que tiene diez”.
Le respondieron: Señor, pero si ya tiene diez monedas. El les dijo: Les aseguro que a todo el que tenga se le dará con abundancia, y al que no tenga, aún lo que tiene se le quitará. En cuanto a mis enemigos, que no querían tenerme como rey, tráiganlos aquí y mátenlos en mi presencia. Dicho esto, Jesús prosiguió su camino hacia Jerusalén al frente de sus discípulos.

Sin leales en lo poco…

Por tanto, no hay que despreciar las cosas pequeñas. Todo es importante en esta vida. Y las personas no cambian de la noche a la mañana, sino que se forjan día a día. El niño que no reza las oraciones de la noche a la Virgen o no va todos los domingos a Misa, ¿cómo puede esperar que lo hará cuando sea adulto?