Evangelio - Historia y Reflexión...

Se acerca la liberación Lucas 21:25-28, 34-36

Autor: Padre Marcelo Rivas Sánchez 

Web del Padre

 

 

Señor, despierta en nosotros el deseo de prepararnos a la venida de Cristo con la práctica de las obras de misericordia para que, puestos, a su derecha en el día del juicio, podamos entrar al Reino de los cielos. Por nuestro Señor Jesucristo.

Jeremías 33,14-16 Suscitaré a David un vástago legítimo.

Salmo 24 Descúbrenos, Señor, tus caminos

1 Tesalonicenses 3,12-4,2 El Señor les fortalecerá

Lucas 21:25-28, 34-36 Se acerca la liberación “En aquel tiempo, dijo Jesús a sus discípulos: “Habrá señales en el sol, la luna y las estrellas, y por toda la tierra se angustiarán las naciones, asustados por el ruido del mar y de las olas. Los hombres morirán de espanto, con sólo pensar en lo que le espera al mundo, porque las fuerzas del universo serán conmovidas. Y en ese preciso momento verán al Hijo del Hombre viniendo poderoso y glorioso en medio de la Nube. Por esto ustedes enderécense y levanten sus cabezas cuando se presenten los primeros signos, pues habrá llegado el día de su liberación. Estén alerta, no sea que se endurezcan sus corazones en los vicios, borracheras y preocupaciones de la vida. No sea que ese día caiga de repente sobre ustedes y como la trampa que se cierra. Pues vendrá sobre todos los habitantes de toda la tierra. Por eso, estén despiertos y orando en todo tiempo. Así tendrán fuerzas para escapar de todo lo que debe suceder y podrán estar de pie delante del Hijo del Hombre”

Hay un gran anuncio

Miren que llegan días para cumplir la promesa.

Un vástago legítimo que hará justicia (1era lectura)

Es el día de la liberación.

Que suscita un gran sentimiento de esperanza.

Nosotros…

Vivimos un momento histórico.

Nosotros estamos esperando algo…

“A ti, Señor, levanto mi alma” (Salmo 24)

Por eso necesitamos a Dios

Que es recto y bueno

Y encausa el camino a los pecadores.

Dios siempre…

Ha querido encender la llama de la esperanza

Aunque esté débil, frágil, agonizante.

Ha querido detener la guerra

Aunque se siga fabricando y comprando armamentos.

Ha querido acompañar a la humanidad

Aunque nos mantengamos aislados en el pecado.

Ha querido brindarnos la misericordia

Aunque estemos cada día más enfrentados.

Dios permanece fiel

Donde la esperanza se confunde con amor.

Donde la esperanza llega a todos.

“Que el Señor los colme y les haga rebosar” (2da lectura)

Sin olvidar algunos signos preocupantes:

Miedo – angustia – preocupación.

Pero también:

Levantar la cabeza

Tengan cuidado

Estén despiertos.

Mucha oración

Y siempre de pie.

 

 

Estamos llamados

A distinguir entre lo justo y lo injusto

A diferenciar entre lo auténtico y lo falso

A reconocer entre lo verdadero y lo engañoso.

CUESTIONARIO PARA LA REFLEXIÓN

¿Cómo andas de esperanza?

Hay esperanzas pequeñas y grandes: ¿Cómo son las tuyas? 

¿En qué base apoyas tu esperanza? ¿Confías en tus fuerzas?  ¿Confías en el hombre? ¿Confías en el progreso? ¿Confías en la  evolución? ¿Confías en la política de las naciones, las comunidades? ¿Confías en las Naciones Unidas? ¿Confías en los  intelectuales? ¿Confías sólo en Jesús de Nazaret? 

¿Confías en ti mismo? ¿Te comprometes en la solución de algún  problema? ¿Haces algo para que las cosas cambien? ¿Haces más  creíble la esperanza? 

¿Qué significa para ti el Adviento litúrgico?

¿En qué te ayuda cara  a la Navidad y la esperanza? 

 

Oración después de la comunión.

Por nuestra participación en esta eucaristía, enséñanos, Señor, a no poner nuestro corazón en las cosas pasajeras, sino en los bienes eternos. Por Jesucristo nuestro Señor




A manera de conclusión…

            De seguro este lenguaje apocalíptico te de nervios. Pero todos los verbos de las lecturas están en futuro. Por eso no estamos en medio de la catástrofe, sino que se trata de un mensaje de consuelo y de esperanza. No es que estemos caminando hacia un vacío y un silencio eternos, sino hacia un encuentro.

            Desde el punto de vista cristiano, toda la historia humana es una larga espera. La vida es espera. Una persona que ya no espera nada de la vida está muerta. La vida es espera, pero es también cierto lo contrario: la espera es vida.

            El cristiano sabe esperar, pero sabe que Jesús está presente en medio de nosotros no sólo en la Eucaristía, en la palabra, en los pobres, en la Iglesia... sino que, por gracia, vive en nuestros corazones y el creyente lo experimenta. Por eso no es una espera vacía. De ahí que debemos estar en vela.

            No hay que olvidar que en este camino hacia el encuentro con Dios hay un mal paso, sin querer aterrorizar, pero hay que pasarlo, que es la muerte. Podemos fingir que no lo vemos o no pensar en ello como la gente despreocupada que, en el Titanic, estaba de fiesta esa noche, o podemos estar preparados para subirnos y dejarnos conducir hacia el reino de los santos. El tiempo de Adviento debería servir también para esto...