Evangelio - Historia y Reflexión...

Si comprendieran lo que conduce a la paz Lc 19,41-44

Autor: Padre Marcelo Rivas Sánchez 

Web del Padre

 

 

San Clemente I, papa - ML

Dios eterno y todopoderoso, que otorgaste a san Clemente tu espíritu de fortaleza para predicar el misterio de nuestra redención y confirmarlo con su vida y su martirio, concédenos la fuerza de tu gracia para vivir a ejemplo suyo, conforme en todo a tu Evangelio. Por nuestro Señor Jesucristo.

Ap 5,1-10 El cordero fue degollado y con su sangre nos compró.

Salmo responsorial 149 Bendito sea el Señor.

Lc 19,41-44 Si comprendieran lo que conduce a la paz “En aquel tiempo, cuando Jesús estuvo cerca de Jerusalén y contempló la ciudad, lloró por ella y exclamó: “¡Si en este día comprendieras tú lo que puede conducirte a la paz! Pero eso está oculto a tus ojos. Ya vendrán días en que tus enemigos te rodearán de trincheras, te sitiarán y te atacarán por todas partes y te arrasarán. Matarán a todos tus habitantes y no dejarán en ti piedra sobre piedra, porque no aprovechaste la oportunidad que Dios te daba”

S. Clemente I. Papa (S. I) Nació al pie del monte Celio, donde fue bautizado. En el Anuario Pontificio figura como el cuarto de los pontífices romanos. A él se le debe la “Epístola a los Corintios”, el primer documento papal conocido, después de los escritos del Nuevo Testamento. Gobernó la Iglesia durante nueve años. Fue importante su actividad pastoral, organizando la Iglesia de Roma en los comienzos de la era post-apostólica. Es considerado como uno de los “Padres apostólicos”.

LA PAZ PERFECTA 

Había una vez un Rey que ofreció un gran premio a aquel artista que  pudiera captar en una pintura la paz perfecta.  El rey observó todas las pinturas y escogió dos y debía decidir. La primera, era un lago  muy tranquilo. Este lago era un espejo perfecto donde se reflejaban unas placidas montañas que lo rodeaban. Sobre estas se encontraba un cielo muy  azul con tenues nubes blancas. Todos quienes miraron esta pintura pensaron  que esta reflejaba la paz perfecta. La segunda pintura también tenía  montañas. Pero estas eran escabrosas y descubiertas. Sobre ellas había un  cielo furioso del cual caía un impetuoso aguacero con rayos y truenos. Montaña abajo parecía retumbar un espumoso torrente de agua. Todo esto no  se revelaba para nada pacifico. Pero cuando el Rey observo el cuadro mas cuidadosamente, miro tras la cascada un delicado arbusto creciendo en una  grieta de la roca. En este arbusto se encontraba un nido. Allí, en medio  del rugir de la violenta caída de agua, estaba sentado placidamente un pajarito en medio de su nido. ¿Cual crees que fue la pintura ganadora? El Rey escogió la segunda. 

¿Sabes por que? Porque. Paz no significa estar en un lugar sin ruidos, sin problemas, sin trabajo duro o sin dolor. 

Paz significa que a pesar de estar en medio de todas estas cosas  permanezcamos calmados dentro de nuestro corazón. Este es el verdadero significado de la paz.

Dios no quiere el desastre

Muchas tristezas pudimos haber evitado

Encontrar la Paz

Después de una vida agitada y descarriada, a los treinta años de edad, Agustín se encuentra con su corazón vacío. Azotado por los remordimientos, cansado de la vida, asqueado de tantas ideologías, pasa sus días amargos, buscando la luz y la paz. Una noche no soporta más su situación. Deja su cama, sale de la casa y se pasea por la orilla del mar suplicando: Potentes olas del mar, denme ustedes un poco de paz. En el profundo silencio de la noche, a Agustín le parece recibir una respuesta: Si quieres la paz búscala más arriba.

Agustín levanta su mirada a los montes lejanos, y les suplica: Ustedes montañas altísimas, denle paz a mi corazón. La misma voz le contesta

Agustín, si quieres la paz búscala más arriba.

Agustín levanta su mirada al cielo todo lleno de estrellas, y súplica: Astros del cielo, denle ustedes paz a mi vida. Desde los astros la misma voz le contesta:

Agustín, si quieres la verdadera paz, búscala más arriba.

Entonces Agustín entendió algo de ese misterio que es el ser humano hechura de Dios. Entró en si mismo, y en su propio interior descubrió a Dios, y en Dios encontró la paz: y fue San Agustín. Dios será siempre nuestra paz.

 

Oración después de la comunión

Señor, que la fuerza de este sacramento produzca en  nosotros su fruto, y nos obtenga hoy que celebramos a san Clemente, tu ayuda en esta vida y el gozo eterno en el cielo. Por Jesucristo, nuestro Señor.