Evangelio - Historia y Reflexión...

Señor, que vea otra vez Lucas 18,35-43

Autor: Padre Marcelo Rivas Sánchez 

Web del Padre

 

 

Apocalipsis 1,1-4;2, 1-5 Hay que convertirse.

Salmo  1  El Señor protege al justo.

Lucas 18,35-43 Señor, que vea otra vez “En aquel tiempo, cuando Jesús se acercaba a Jericó, un ciego estaba sentado a un lado del camino, pidiendo limosna. Al oír que pasaba gente, preguntó qué era aquello, y le explicaron que era Jesús el nazareno, que iba de camino. Entonces él comenzó a gritar: ¡Jesús, hijo de David, ten compasión de mí!” Los que iban adelante lo regañaban para que se callara, pero él se puso a gritar más fuerte: ¡Hijo de David, ten compasión de mí! Entonces Jesús se detuvo y mandó que se lo trajeran. Cuando estuvo cerca, le preguntó: ¿Qué quieres que haga por ti? Él le contestó: Señor, que vea. Jesús le dijo: Recobra la vista; tu fe te ha curado. Enseguida el ciego recobró la vista y lo siguió, bendiciendo a Dios. Y todo el pueblo, al ver esto, alababa a Dios”

Seguir a Cristo

Un nuevo día

Donde el éxito toca a tu puerta

Sin olvidar que el éxito es posible y realizable:

Para quien al caer supo levantarse,

Para quien necesitó ayuda y supo pedirla,

Para quien cuando se sintió solo buscó compañía,

Para quien cuando tuvo duda buscó a un consejero,

Para quien antes de buscar ser entendido pudo entender,

Para quien estuvo dispuesto a empezar en cualquier momento,

Para quien comprendió que el amor es la fiel recompensa de amar.

Dios sabe escuchar

 

            En las aerolíneas siempre dan algunas recomendaciones al abordar, y una de las que más impresiona es que dicen que en caso de descompresión caerán unas mascarillas con oxígeno para que cada persona se la ponga. Lo impresionante es cuando dicen que si se viaja con niños debe uno ponerse la mascarilla primero, y luego ponérsela al niño. La razón es que si a uno le falta el oxígeno no podrá atender al niño y los dos se pueden desmayar.

 

 

Los ojos nuevos de la fe

Muchos ciegos

Después de la Caída

Después de la caída, cuando has fallado y el enemigo te dice que vales poco.

Después de la caída, en el momento que más fuerte te sentías y has fallado.

Después de la caída, precisamente cuando deseabas ser mejor.

Después de la caída, cuando necesitas mas de Dios y le has fallado.

Después de la caída, al pensar que no tienes ya perdón.

Después de la caída, al sentirte lejos de tu creador y amigo.

Después de la caída, al fallarle a quien nunca te ha abandonado.

Después de la caída, te sientes indigno para pedir perdón.

Date cuenta de que tus caídas están pagadas;

Por uno que cayó muchas veces al ser empujado.

Por uno que rompió sus rodillas para que las tuyas pudieran quedar intactas.

Por uno que sin cometer errores cayó por ti una y otra vez.

Pues Dios

Perdona y es para cada uno.

Te levanta y no quiere que estés en el suelo.

Te da el valor con respeto a tu dignidad.

Te acerca, te llama y te abraza con su amor.

Modelo de oración