Evangelio - Historia y Reflexión...

El que se enaltece será humillado Lucas 14,1.7-11

Autor: Padre Marcelo Rivas Sánchez 

Web del Padre

 

 

Carlos Borromeo, obispo

Conserva, Señor, en tu pueblo el espíritu que animó a san Carlos Borromeo, a fin de que tu Iglesia, renovada sin cesar y cada vez más fiel al Evangelio, pueda mostrar al mundo el verdadero rostro de Cristo, que vive y reina contigo.

Filipenses 1,18-26 Cristo es la vida y morir es ganancia.

Salmo  41 Mi alma te busca a ti, Dios mío.

Lucas 14,1.7-11 El que se enaltece será humillado.  Un sábado, Jesús fue a comer en casa de uno de los jefes de los fariseos, y éstos estaban espiándolo. Mirando cómo los convidados escogían los primeros lugares, les dijo esta parábola: “Cuando te inviten a un banquete de bodas, no te sientes en el lugar principal, no sea que haya algún otro invitado más importante que tú, y el que los invitó a los dos venga a decirte; ‘Déjale el lugar a éste’, y tengas que ir a ocupar, lleno de vergüenza, el último asiento. Por el contrario, cuando te inviten, ocupa el último lugar, para que, cuando venga el que te invitó, te diga: ‘Amigo, acércate a la cabecera’. Entonces te verás honrado en presencia de todos los convidados. Porque el que se engrandece a sí mismo, será humillado; y el que se humilla, será engrandecido”

San Carlos Borromeo

 (1538-1584) Nace en Arona (Italia), en el seno de  una familia noble. Es sobrino del papa Pío IV. En 1559 su tío lo creaba cardenal. Es ordenado sacerdote en 1563, y más tarde ocupa la sede episcopal de Milán. Colaboró con Pío IV en llevar adelante el Concilio de Trento. Más adelante realizó un gran esfuerzo para poner en práctica las decisiones del Concilio. Fue un gran teólogo, y un celoso pastor al servicio de los fieles, y prestó grandes servicios a la Iglesia.

El que se humilla será enaltecido

 

Dije: "Dios, me duele." Y Dios dijo: "Lo sé.

Dije: "Dios, he llorado tanto. Y Dios dijo: Mi hijo derramó lágrimas también.

Dije: "Dios, estoy tan deprimida. Y Dios dijo: Por eso es que te di el brillo del sol.

Dije: "Dios, la vida es dura." Y Dios dijo: Por eso es que te di a seres queridos.

Dije: "Dios, mi ser más querido murió. Y Dios dijo: "El mío también."

Dije: "Dios, es una pérdida tan grande. Y Dios dijo: "Vi al mío clavado en una cruz.

Dije: "Dios, pero tu ser más querido vive. Y Dios dijo: "El tuyo también.

Dije: "Dios, duele." Y Dios dijo: Lo sé.

Estas palabras estaban en una pared en la ciudad de Oklahoma, en el lugar donde se había producido un tiroteo

Humilde…

La manera de agradar al Señor

Cierto joven se acercó a un maestro y le pidió consejo sobre la mejor manera de agradar al Señor. Ve hasta el cementerio e insulta a los muertos -le dijo el maestro."
El joven hizo lo que se le ordenó. Al día siguiente, volvió a visitar a su maestro. ¿Te respondieron los muertos? Preguntó el sabio. El joven le contestó que no. Entonces vuelve allí y elógialos" - Replicó el maestro. El estudiante obedeció. Esa misma tarde volvió con su maestro, quien nuevamente quiso saber si los muertos le habían respondido. No, dijo el joven. Pues para agradar al Señor, compórtate de la misma manera, le indicó el maestro. No hagas caso del desprecio de los hombres, ni de sus elogios; de esta manera, podrás construir tu propio camino tomado de la mano de Dios.

 

Todo Pasa

Tu música preferida del momento, mañana serán canciones anticuadas.

Tus programas favoritos, dentro de poco serán obsoletos.

La ropa de moda, será objeto de risa.

Las frases que utilizas como de moda, pronto desaparecerán

Por más modernos que sean tus electrodomésticos, dentro de poco habrá mejores.

Tu auto será algo clásico que se ve viejo y desactualizado.

Dentro de 100 años, prácticamente nadie recordará quien fuiste.

Y aún así nos preocupamos por tener mas y mejores cosas. Deseamos ser personas de "clase" que valen por su status social y por lo que poseen.

Existen clubes donde para entrar se necesita tener cierto dinero en el banco, una moto o un auto de cierto tipo o una mansión en cierto vecindario.

Y no es que tener cosas materiales sea malo, la Biblia dice que "el afán por el dinero" es la raíz de todos los males.

En cambio las buenas obras, las oraciones que hicimos, aquellos a quienes ayudamos y servimos son valiosísimos tesoros que nos llevamos cuando debamos enfrentar el final de nuestra existencia sobre la faz de esta tierra.

¿Entonces? ¿Por que vale la pena preocuparse?

 

 

Reparación al Inmaculado Corazón de María de los 5 primeros sábados.

Fue solicitada por la Virgen en Fátima:

  1. Confesarse pocos días ANTES (máximo 8) con la intención de reparación al Inmaculado Corazón de María (si uno se olvidó de la intención, debe confesarse lo antes posible, recordándola). La confesión requiere dolor de los pecados, conversión de corazón y propósito de enmienda.
  2. Comulgar (en estado de Gracia)
  3. Rezar un misterio del Rosario (5 decenas) con ternura por nuestra Madre Inmaculada.
  4. Rezarle a la Virgen 15 minutos adicionales meditando los misterios del Rosario con la intención de reparar.

Aclaraciones:

La Virgen prometió asistencia a la hora de la muerte pero esto no significa que debamos aprovecharnos de la generosidad de Jesús y dejar de luchar por la máxima santidad posible en cada momento de nuestra vida. Recordar que seremos recompensados proporcional e infinitamente por cada acto de amor en cada momento.

Aún si hicimos la reparación durante 5 sábados, no quita que no podamos tener la intención de reparar en otros momentos.

Para reparar las cinco formas en que es ofendido su Inmaculado Corazón.

1. Ataques contra la Inmaculada Concepción de María.

2. Ataques a su Perpetua Virginidad.

3. Ataques a su Divina Maternidad y el rechazo de aceptarla como la Madre de toda la humanidad.

4. Por aquellos que tratan públicamente de implantar en los niños indiferencia, desprecio y aun odio por esta Madre Inmaculada. 

5. Por aquellos que la insultan directamente en sus imágenes sagradas.

Oración después de la comunión

Que esta sagrada Eucaristía nos comunique, Señor, la fuerza necesaria para ser, a ejemplo de san Carlos Borromeo, fieles servidores de la Iglesia y de nuestros hermanos. Por Jesucristo, nuestro Señor.