Evangelio - Historia y Reflexión...

Contra la hipocresía Lucas 6, 39-42

Autor: Padre Marcelo Rivas Sánchez 

Web del Padre 

Les dijo también una parábola: "¿Puede acaso un ciego guiar a otro ciego? ¿No caerán los dos en algún hoyo? No es el discípulo superior al maestro, sino que todo discípulo cuando llegue a ser perfecto será como su maestro. ¿Cómo es que ves la paja que hay en el ojo de tu hermano, y no reparas en la viga que está en tu propio ojo? ¿Cómo puedes decir a tu hermano: "Hermano, déjame que te saque la paja de tu ojo", tú que no ves la viga en el tuyo? Hipócrita, quita primero la viga de tu ojo, y entonces podrás ver bien para sacar la paja del ojo de tu hermano".  

Alguien le dijo a Sócrates. Tengo que contarte algo muy serio de un amigo tuyo.

Sócrates le preguntó: ¿Lo que me vas a contar lo pasaste por los tres coladores?  ¿Qué es eso?  Si no lo sabes escúchame bien.

Lo primero es el colador de la verdad. ¿Estás completamente seguro de que es cierto lo que me quieres contar? Respondió el hombre: Bueno, seguro, seguro, no. Lo escuché de alguien que es serio y no dice mentiras. Bueno, si eso es así, de seguro no lo pasaste por el segundo colador de la bondad. El hombre apenado le respondió. Ciertamente que no.

Sócrates insistió. Aunque hubieras pasado lo que me quieres decir por los dos primeros coladores, todavía te faltaría el colador de la utilidad. ¿Estás seguro que me vas a ser realmente útil lo que quieres contarme? El hombre dijo: ¿Útil? Realmente, no.

¿Ves? Le dijo Sócrates. Si lo que me quieres contar no sabes si es verdadero, y ciertamente no es ni bueno, ni útil, prefiero que no me lo cuentes y lo guardes sólo para ti.

Los demás son…

Todos necesitamos

·         Palabras positivas – de valor y animosas.

·         La palabra hiriente hace mucho daño. Se llama chisme.

·         La palabra bonita sacada de la educación y del respeto.

·         Más silencio y menos gritos.

 

San Felipe Neri cuenta que una vez una mujer que tenía la costumbre de hablar mal de los demás y sabiendo que no iba a mejorar le dijo:

Vaya a su casa y mate una gallina y me la tares desplumándola por el camino.

La mujer lo hizo y al rato llegó con la gallina sin una pluma.

Ahora, le dijo el santo, regresa por el mismo camino y recoge las plumas de la gallina y las vuelves a colocar en su lugar.

¡Eso es imposible! Respondió la mujer.

Lo sé. Le dijo el santo. Pues así es cuando se bota la fama de una persona.

 

Hay que rechazar la hipocresía