Evangelio - Historia y Reflexión...

No he venido a traer la paz, sino división San Lucas 12,49-53

Autor: Padre Marcelo Rivas Sánchez 

Web del Padre

 

 

Dios todopoderoso y eterno, haz que nuestra voluntad sea siempre dócil a la tuya y que te sirvamos con un corazón sincero. Por nuestro Señor Jesucristo.

Efesios 3,14-21 Que el amor sea su raíz y su cimiento.

Salmo responsorial 32 Dichoso el pueblo escogido por Dios.

Lucas 12,49-53 No he venido a traer la paz, sino división.  En aquel tiempo, Jesús dijo a sus discípulos: “He venido a traer fuego a la tierra ¡y cuánto desearía que ya estuviera ardiendo! Tengo que recibir un bautismo ¡y cómo me angustio mientras llega! ¿Piensan acaso que he venido a traer paz a la tierra? De ningún modo. No he venido a traer la paz, sino la división. De aquí en adelante, de cinco que haya en una familia, estarán divididos tres contra dos y dos contra tres. Estará dividido el padre contra el hijo, el hijo contra el padre, la madre contra la hija y la hija contra la madre, la suegra contra la nuera y la nuera contra la suegra”

San Agustín. (Sermón sobre 1 de Juan 1, 12)

¿Por qué será que cuando alguien me hace mal, nos olvidamos de todas las personas que nos han hecho el bien?

Cómo nos pesa el mal que nos hacen y cuan pronto se olvida el bien que recibimos.

En un momento de rabia o ira puedo renunciar a mi vocación y olvidar a todas las personas que están esperando que les ayude un poco.

¿Por qué pienso en el divorcio en un momento de disgusto?

¿Por qué pienso en la renuncia, en un momento de falla?

¿Por qué pienso en dejar de estudiar por un examen?

¿Por qué pienso en concluir una amistad por tan sólo un error?

Oración: Señor, haz que siempre tenga presente los momentos agradables, los momentos de acierto. Que nunca caduque por el mal recibido y deje de seguir dando el bien que tu me entregas para repartirlo entre mis hermanos. Amén.

Es una paz, no una falsa paz

No he venido a traer la paz, sino la división

·         Entonces, cómo: ¿no sería Jesús el príncipe de la paz? ¿No envió Jesús a sus discípulos a evangelizar en misión de paz? ¿No dijo que bienaventurados los que trabajan por la paz?

·         ¿Cómo es qué ahora trae la división, la guerra?

·         San Pablo dice Cristo es nuestra paz (Efesios 2,14)

·         Pero no cualquier paz.

·         La paz que trae no es igual a la del mundo.

·         Para sentir y vivir esa paz hay que purificarse,.

DAME ALGUIEN PARA AMAR

Señor, cuando tenga hambre, dame alguien que necesite comida.

Cuando tenga sed, dame alguien que precise agua.

Cuando sienta frío dame alguien que necesite calor.

Cuando sufra, dame alguien que necesite consuelo.

Cuando mi cruz parezca pesada, déjame compartir la cruz de otro.

Cuando me vea pobre, pon a mi lado algún necesitado.

Cuando no tenga tiempo, dame alguien que precise de alguno de mis minutos.

Cuando sufra humillación, dame ocasión para elogiar a alguien.

Cuando esté desanimada, dame alguien para darle nuevos ánimos.

Cuando quiera que los otros me comprendan, dame alguien que necesite mi comprensión.

Cuando sienta necesidad de que cuiden de mí, dame alguien a quien pueda atender.

MADRE TERESA DE CALCUTA.

 

Mensaje del Papa Juan XXIII

Sabrás del dolor y de la pena de estar con muchos, pero vacío. Pero sabrás también: Que el dolor redime.

Sabrás de la soledad de la noche y de la longitud de los días, pero sabrás también que la soledad cura.

Sabrás de la espera sin paz y de aguardar con miedo, pero sabrás también que la Esperanza sostiene.

Sabrás de la soberbia de aquellos que detentan el poder y someten sin compasión pero sabrás también que la humildad ennoblece.

Sabrás de la deserción de los tuyos y de la impotencia del adiós, pero sabrás también que la perseverancia templa

Sabrás que ya es tarde y casi siempre imposible, pero sabrás también  que el recuerdo acompaña.

Sabrás que eres tú el que siempre da y sientes que pocas veces te toca recibir, pero sabrás también que el perdón fortalece.

Sabrás que a menudo piensas distinto y tal vez no te entiendan, pero sabrás también que el olvido mitiga.

Pero sabrás también que la Fe agranda, que la razón guía, que el Amor dignifica… porque lo único que verdaderamente vale es aquello que está dentro de ti,  y por encima de todo está Dios sólo tienes que descubrirlo y así hallarás la verdadera Paz.

 

Con Cristo o sin Cristo

Encontrar la Paz

Después de una vida agitada y descarriada, a los treinta años de edad, Agustín se encuentra con su corazón vacío. Azotado por los remordimientos, cansado de la vida, asqueado de tantas ideologías, pasa sus días amargos, buscando la luz y la paz. Una noche no soporta más su situación. Deja su cama, sale de la casa y se pasea por la orilla del mar suplicando: Potentes olas del mar, denme ustedes un poco de paz. En el profundo silencio de la noche, a Agustín le parece recibir una respuesta: Si quieres la paz búscala más arriba.

Agustín levanta su mirada a los montes lejanos, y les suplica: Ustedes montañas altísimas, denle paz a mi corazón. La misma voz le contesta

Agustín, si quieres la paz búscala más arriba. Agustín levanta su mirada al cielo todo lleno de estrellas, y súplica: Astros del cielo, denle ustedes paz a mi vida. Desde los astros la misma voz le contesta:

Agustín, si quieres la verdadera paz, búscala más arriba. Entonces Agustín entendió algo de ese misterio que es el ser humano hechura de Dios. Entró en si mismo, y en su propio interior descubrió a Dios, y en Dios encontró la paz: y fue San Agustín.

 

Oración después de la comunión

Que esta celebración eucarística nos comunique, Señor, nuevas fuerzas para cumplir tu voluntad en esta vida y nos confirme en la esperanza de tu Reino. Por Jesucristo, nuestro Señor.