Evangelio - Historia y Reflexión...

¿Quién es mi prójimo? Lucas 10, 25-37

Autor: Padre Marcelo Rivas Sánchez 

Web del Padre

 

 

San Luis Beltrán, presbítero.

Gálatas 1, 6-12

Sal 110 Doy gracias al Señor de todo corazón.

Lucas 10, 25-37 ¿Quién es mi prójimo?Un doctor de la Ley se levantó y le preguntó a Jesús para ponerlo a prueba: “Maestro, ¿qué tengo que hacer para heredar la Vida eterna?”. Jesús le preguntó a su vez: ¿Qué está escrito en la Ley? ¿Qué lees en ella? Él le respondió: Amarás al Señor, tu Dios, con todo tu corazón, con toda tu alma, con todas tus fuerzas y con todo tu espíritu, y a tu prójimo como a ti mismo”. “Has respondido exactamente, le dijo Jesús, obra así y alcanzarás la vida”. Pero el doctor de la Ley, para justificar su intervención, le hizo esta pregunta: ¿Y quién es mi prójimo? Jesús volvió a tomar la palabra y le respondió: Un hombre bajaba de Jerusalén a Jericó y cayó en manos de unos ladrones, que lo despojaron de todo, lo hirieron y se fueron, dejándolo medio muerto. Casualmente bajaba por el mismo camino un sacerdote: lo vio y siguió de largo. También pasó por allí un levita: lo vio y siguió su camino. Pero un samaritano que viajaba por allí, al pasar junto a él, lo vio y se conmovió. Entonces se acercó y vendó sus heridas, cubriéndolas con aceite y vino; después lo puso sobre su propia montura, lo condujo a un albergue y se encargó de cuidarlo. Al día siguiente, sacó dos denarios y se los dio al dueño del albergue, diciéndole: Cuídalo, y lo que gastes de más, te lo pagaré al volver. ¿Cuál de los tres te parece que se portó como prójimo del hombre asaltado por los ladrones?”. “El que tuvo compasión de él, le respondió el doctor. Y Jesús le dijo: Ve, y procede tú de la misma manera”

En los Gálatas

Evangelio

Pero ¿Quién es mi prójimo?

Amar es tener la vida en plenitud

·         Con dos verbos muy importantes: Amar y Vivir.

·         Hay que hacer siempre el bien para tener la vida eterna.

·         .Un amor que no repara en molestias, ni duda en complicaciones.

·         No poseemos a Dios por la religiosidad o la piedad, sino por el amor al prójimo.

“Quien no ama  permanece en la muerte” (1 Juan 3,17)

·         Sólo el que ama a Dios y al hermano vive de verdad.

·         Ya que es capaz de salir de sí mismo y ponerse en el lugar del que sufre.

Sólo el que ama puede ser acogedor y hospitalario.