Evangelio - Historia y Reflexión...

Curación de un sordomudo en tierras gentiles San Marcos 7, 31-37

Autor: Padre Marcelo Rivas Sánchez 

Web del Padre

 

 

Señor, que te has dignado redimirnos y hacernos hijos tuyos, míranos siempre con amor de Padre y haz que cuantos creemos en Cristo, obtengamos la verdadera libertad y la herencia eterna. Por nuestro Señor Jesucristo... Amén.

Isaías 35, 4-7 El mundo nuevo

Salmo 145 Alaba, alma mía, al Señor

Santiago 2, 1-5 Una comunidad equitativa

Marcos 7, 31-37 Curación de un sordomudo en tierras gentilesEn aquel tiempo, salió Jesús de la región de Tiro y vino de nuevo, por Sidón, al mar de Galilea, atravesando la región de Decápolis. Le llevaron entonces a un hombre sordo y tartamudo, y le suplicaban que le impusiera las manos. El lo apartó a un lado de la gente, le metió los dedos en los oídos y le tocó la lengua con saliva. Después, mirando al cielo, suspiró y le dijo: “¡Effetá!” (que quiere decir Ábrete. Al momento se le abrieron los oídos, se le soltó la traba de la lengua y empezó a hablar sin dificultad. El les mandó que no lo dijeran a nadie; pero cuanto más se lo mandaba, ellos con más insistencia lo proclamaban; y todos estaban asombrados y decían: “¡Qué bien lo hace todo! Hace oír a los sordos y hablar a los mudos”

El Profeta Isaías…

Es el profeta de la consolación. El pueblo en el destierro necesita una voz de aliento y esperanza y por eso les grita “No tengan miedo” Se hace necesario que confíen en Dios, quien los salvará de la esclavitud.

Tendrán una tierra nueva y llena de riquezas naturales. Allí construirán el templo, la ciudad y la historia.

Santiago…

Es un llamado a la fraternidad. No hay que hacer distinciones. Todos somos iguales ante Dios. La fraternidad es fruto del amor. La Eucaristía es el lugar para el amor perfecto.

Balance Entre Luz y Sombra

El filósofo llevó a sus discípulos a una habitación oscura. ¿Qué ven? -les preguntó-
Nada, maestro -le respondieron-, la oscuridad es absoluta y no nos deja ver.

El filósofo dió una palmada, y se encendieron al mismo tiempo mil lámparas de intensa luz. ¿Qué ven ahora? les preguntó otra vez- Nada, tampoco dijeron los discípulos- Esta luz cegadora nos impide abrir los ojos para ver.

Aprendan, pues -les enseño el maestro- , que ni en la luminosidad absoluta ni en la completa oscuridad el hombre puede ver.

Por eso estamos hechos de luces y de sombras, para podernos ver los unos a los otros. ¡Ay de aquél que no perdone la oscuridad que hay en el alma de su hermano, pues no lo podrá ver, y estará solo! Y Ay de aquél que no busque poner luces en su oscuridad, pues a sí mismo se perderá. Así dijo aquel sabio. Y concluyó: Estamos hechos de sombras. ¿Dónde mejor que en nosotros puede brillar la luz?

Jesús entre los más lejanos

Donde se hace el bien, allí se hace presente el Reinado de Dios

Todos misioneros

HOY SEMBRARE...

Hoy sembraré una sonrisa...para que haya más alegría.

Hoy sembraré una palabra consoladora...para cosechar serenidad.

Hoy sembraré un gesto de caridad...para que haya más amor.

Hoy sembraré una oración...para que el hombre esté más cerca de Dios.

Hoy sembraré palabras y gestos de verdad...para que no crezca la mentira.

Hoy sembraré serenidad de acciones...para colaborar con la paz.

Hoy sembraré un gesto pacífico...para que haya menos nervios.

Hoy sembraré en mi mente una buena lectura...para el gozo de mi espíritu.

Hoy sembraré justicia en mis gestos y palabras...para que reine la verdad.

Hoy sembraré un gesto de delicadeza...para que haya más bondad.

si cada uno de nosotros, en el día de hoy, sembramos al menos algunas de estas semillas

Haciendo más milagros. Pero nunca un milagrero.

El sacerdote dice, en nombre de Cristo: “yo te absuelvo de tus pecados”, y los pecados son perdonados; y afirma “esto es mi Cuerpo” y se realiza el milagro de la transubstanciación, o sea, la conversión real del pan y del vino en el Cuerpo y la Sangre

Pero reflexionemos “seriamente”

Ver y oír

Para que viendo y escuchando produzcamos frutos de buenas obras y de caridad.

Muéstrame tu fe sin las obras, que yo por mis obras te mostraré mi fe

Oración después de la Comunión que nos has instruido con tu palabra y alimentado con tu Eucaristía, concédenos, Señor, aprovechar estos dones para que vivamos aquí unidos a tu Hijo y podamos, después, participar de su vida inmortal. Por Jesucristo, nuestro Señor. Amén.                               diosbendice1@cantv.net

            El pasaje del Evangelio nos refiere una bella curación obrada por Jesús: «Le presentan un sordomudo que, además, hablaba con dificultad, y le ruegan imponga la mano sobre él. Él, apartándose de la gente, a solas, le puso sus dedos en los oídos y con su saliva le tocó la lengua. Y, levantando los ojos al cielo, dio un gemido, y le dijo: “Effatá”, que quiere decir: “¡Ábrete!”. Se abrieron sus oídos y, al instante, se soltó la atadura de su lengua y hablaba correctamente».

Jesús obra por misericordia y no por alarde.

Jesús obra por amor no para llamar la atención.

Sus actos son identificación con el que sufre.

«Él tomó nuestras flaquezas y cargó con nuestras enfermedades» (Mateo 8, 17).

            Los milagros de Cristo son signos. Lo que hace a nivel físico lo quiere hacer siempre en lo espiritual. De ahí que grite Effatá ¡ábrete!, pues todos estamos sordos y mudos. El mal moral depende de todos. La enfermedad física no depende del sujeto que la padece. Aunque muchos botamos al salud.

            Sordos y sordos, pues no queremos escuchar la verdad, el grito de necesidad e nuestros hermanos caídos, padres que no quieren responder a sus hijos, matrimonios en perennes caídas de infidelidad. Hay mucho orgullo, silencio, complicidad, resentimiento, pase de factura.

            Lo importante no es hablar o saber idiomas. Lo importante es escuchar. Valdría la pena recordar a San Agustín que nos vuelve a gritar ¡Ama y haz lo que quieras! Es mejor tener amor en el corazón y no intelecto en el cerebro que todo lo pesa y lo calcula.

            En nuestro ambiente se rompe la comunicación cuando no queremos compromiso. Deseamos seguir así, sin cambios, sin reflexiones. Al garete sin ton ni son.

            Los toques de Dios. Mete lo dedos en los oídos del enfermo y toca la lengua. Hoy en día nos toca a través de los sacramentos. Gracias de amor para volver al amor de Dios. Nos toca en el dolor para que aprendamos y nos redimamos. Es un dolor en la fe que nos corrige y a al vez nos santifica. No es un dolor maslo, sino purificador.

            Dios nos toca, de manera muy especial, en al Eucaristía para devolvernos las relaciones de amor y perdón para con el prójimo.