Evangelio - Historia y Reflexión...

Ay de ustedes guías ciegos Lucas 4, 16-30

Autor: Padre Marcelo Rivas Sánchez 

Web del Padre

 

 

Padre misericordioso, que nunca dejas de tu mano a quienes has hecho arraigar en tu amistad, concédenos vivir siempre movidos por tu amor y un filial temor de ofenderte.

1 Corintios 2, 1-5 El evangelio del crucificado

Salmo 18 Cuánto amo, Señor, tu voluntad!

Lucas 4, 16-30 Ay de ustedes guías ciegos. “Entró en la sinagoga, como era su costumbre hacerlo los sábados, y se levantó para hacer la lectura. Se le dio el volumen del profeta Isaías, lo desenrolló y encontró el pasaje en que estaba escrito: El Espíritu del Señor está sobre mí, porque me ha ungido para llevar a los pobres la buena nueva, para anunciar la liberación a los cautivos y la curación a los ciegos, para dar libertad a los oprimidos y proclamar el año de gracia del Señor. Enrolló el volumen, lo devolvió al encargado y se sentó. Los ojos de todos los asistentes a la sinagoga estaban fijos en él. Entonces comenzó a hablar, diciendo: “Hoy mismo se ha cumplido este pasaje de la Escritura, que ustedes acaban de oír”. Todos le daban su aprobación y admiraban la sabiduría de las palabras que salían de sus labios, y se preguntaban: “¿No es éste el hijo de José?” Jesús les dijo: “Seguramente me dirán aquel refrán: ‘Médico, cúrate a ti mismo, y haz aquí, en tu propia tierra, todos esos prodigios que hemos oído que has hecho en Cafarnaúm’”. Y añadió: “Yo les aseguro que nadie es profeta en su tierra. Había ciertamente en Israel muchas viudas en los tiempos de Elías, cuando faltó la lluvia durante tres años y medio, y hubo un hambre terrible en todo el país; sin embargo, a ninguna de ellas fue enviado Elías, sino a una viuda que vivía en Sarepta, ciudad de Sidón. Había muchos leprosos en Israel, en tiempos’ del profeta Eliseo; sin embargo, ninguno de ellos fue curado sino Naamán, que era de Siria”. Al oír esto, todos los que estaban en la sinagoga se llenaron de ira, y levantándose, lo sacaron de la ciudad y lo llevaron hasta una barranca del monte, sobre el que estaba construida la ciudad, para despeñarlo. Pero él, pasando por en medio de ellos, se alejó de allí”

El Evangelio nos enseña siempre

Jesús de Nazaret para la época

Dios hecho hombre

Nosotros los cristianos

 

            Una humilde adolescente de 14 años de edad vive en una comunidad rural situada en el municipio de San Ramón, Matagalpa, en Nicaragua. Fue violada en diciembre pasado por un vecino, no denunció el abuso por temor a represalias, pero en abril su evidente embarazo descubrió el hecho ante su familia. Al principio quería regalar el niño.  Ayer conmovió esta semana a la sociedad nicaragüense con su testimonio de amor maternal. A ella le costó y sintió lo que duele tener un hijo, entonces ella ahora dice que no lo quiere regalar", sostiene su madre. Yo sé que no tiene la culpa de nada y yo quiero estudiar y trabajar para mantenerlo quiero estudiar

Jesús en camino

Preguntemos a nuestros hijos:

Todos tenemos una misión que realizar.

Son muchos que se cierran

Un hombre ateo se dirigió al campo apara convencer a todos los habitantes del pueblo sobre la no existencia de Dios, mientras compartía sus teorías con la gente y argumentaba sobre quien le podía probar que Dios existía, un anciano se acerco y le pidió una naranja, la cual con toda paciencia pelo, y sin prisa alguna se la comió entera, cuando finalizo pregunto al hombre ateo: ¿Señor podía usted decirnos a mi y a toda la gente del pueblo, como estaba la naranja que acabo de comerme, estaba dulce o estaba amarga? El ateo, se sonrió sarcásticamente y dijo: Anciano como pretende usted que yo le diga a usted como estaba la naranja que usted se comió si dulce o amarga, si no fui yo quien se la  comió. El anciano le respondió: Pues vera usted, así mismo es Dios no se puede decir nada acerca de El si no lo ha probado. 

Oración después de la Comunión

Señor, tú que nos has renovado con el Cuerpo y la Sangre de tu Hijo, concédenos que la participación en esta Eucaristía nos ayude a obtener la plenitud de la redención.