Evangelio - Historia y Reflexión...

La renuncia a todo para ser discípulo Lucas 14, 25-33

Autor: Padre Marcelo Rivas Sánchez 

Web del Padre 

 

 

Como grandes muchedumbres le iban siguiendo por el camino, se volvió y les dijo: "Si alguno viene a Mí y no odia a su padre, a su madre, a su mujer, a sus hijos, a sus hermanos y a sus hermanas, y aun también a su propia vida, no puede ser discípulo mío. Todo aquel que no lleva su propia cruz y no anda en pos de Mí, no puede ser discípulo mío" "Porque, ¿quién de entre vosotros, queriendo edificar una torre, no se sienta primero a calcular el gasto y a ver si tiene con qué acabarla? No sea que, después de haber puesto el cimiento, encontrándose incapaz de acabar, todos los que vean esto comiencen a menospreciarlo diciendo: "Este hombre se puso a edificar, y ha sido incapaz de llegar a término" ¿O qué rey, marchando contra otro rey, no se pone primero a examinar si es capaz, con diez mil hombres, de afrontar al que viene contra él con veinte mil? Y si no lo es, mientras el otro está todavía lejos, le envía una embajada para pedirle la paz. Así, pues, cualquiera que entre vosotros no renuncia a todo lo que posee, no puede ser discípulo mío”  

Un día estaba un joven en su casa y alguien toco la puerta. Al abrir la puerta como sorpresa encontró al diablo quien lo agarro del pelo, lo patio, lo golpeó y se luego se fue. ¿Y dijo el muchacho que debo hacer? De pronto cuando el diablo se había marchado vio pasar a Jesús y pensó!

Si es esta en mi casa el diablo no va a entrar. Entonces lo invitó a pasar y le mostró la casa y le dijo, podes venir mañana cuando el diablo pase por aquí. Y Jesús le que si. Al día siguiente el diablo volvió a tocar la puerta y ya Jesús estaba dentro de la casa. El muchacho muy tranquilo abrió la puerta y el diablo volvió a darle una golpiza. Entonces el muchacho muy molesto le reclamo a Jesús que porque no hizo nada por defenderlo y dijo: No hice nada porque no estoy en mi casa, solo estoy de visita. El muchacho pensó un poco y lo invitó a vivir en su casa, le mostró su cuarto y dijo: Vas a seguir viviendo aquí, este será tu cuarto y Jesús aceptó. Como era ya costumbre a día siguiente tocaron nuevamente la puerta, y era otra vez el diablo, el joven muy confiado abrió la puerta pues ya Jesús vivía en su casa, y el diablo nuevamente le dio la golpiza. El joven, molesto fue donde Jesús y dijo: ¿Ya vives en mi casa, que más deseas para defenderme? Y Jesús contestó: Yo solo vivo en tu casa, en mi cuarto. MIentras no entres en mi cuarto no te puedo defender.

Entonces el joven reflexionó un poco y dijo: De hoy en adelante esta es tu casa, yo estaré aquí como un invitado si me lo permites. Y así fue.

El otro día tocan nuevamente la puerta, pero esta vez no fue el joven quien abrió la puerta pues ya no era él dueño de la casa, al abrir Jesús la puerta el diablo se disculpó pues pensó que se había equivocado de casa.  

“Dios no solamente quiere estar, sino que desea vivir en nuestro corazón”  

Seguir a Jesús…