Evangelio - Historia y Reflexión...

La justa retribución Mateo 20, 1-16

Autor: Padre Marcelo Rivas Sánchez 

Web del Padre

 

 

Dios nuestro, que enseñaste a los ministros de tu Iglesia a no buscar que alguien los sirva, sino a servir a todos, concédeles ser infatigables en el don de sí mismos, constantes en la oración, alegres y bondadosos en el ejercicio de su ministerio. Por nuestro Señor Jesucristo...

Ezequiel: 34, 1-11 El rescate de las ovejas

Del salmo 22 El Señor es mi pastor, nada me faltará.

Mateo: 20, 1-16 La justa retribución “En aquel tiempo, Jesús dijo a sus discípulos esta parábola: "El Reino de los cielos es semejante a un propietario que, al amanecer, salió a contratar trabajadores para su viña. Después de quedar con ellos en pagarles un denario por día, los mandó a su viña. Salió otra vez a media mañana, vio a unos que estaban ociosos en la plaza y les dijo: 'Vayan también ustedes a mi viña y les pagaré lo que sea justo'. Salió de nuevo a medio día y a media tarde e hizo lo mismo. Por último, salió también al caer la tarde y encontró todavía otros que estaban en la plaza y les dijo: ¿Por qué han estado aquí todo el día sin trabajar?' Ellos le respondieron: 'Porque nadie nos ha contratado'. Él les dijo: 'Vayan también ustedes a mi viña'. Al atardecer, el dueño de la viña le dijo a su administrador: 'Llama a los trabajadores y págales su jornal, comenzando por los últimos hasta que llegues a los primeros'. Se acercaron, pues, los que habían llegado al caer la tarde y recibieron un denario cada uno. Cuando les llegó su turno a los primeros, creyeron que recibirían más; pero también ellos recibieron un denario cada uno. Al recibirlo, comenzaron a reclamarle al propietario, diciéndole: 'Esos que llegaron al último sólo trabajaron una hora, y sin embargo, les pagas lo mismo que a nosotros, que soportamos el peso del día y del calor' Pero él respondió a uno de ellos: 'Amigo, yo no te hago ninguna injusticia. ¿Acaso no quedamos en que te pagaría un denario? Toma, pues, lo tuyo y vete. Yo quiero darle al que llegó al último lo mismo que a ti. ¿Qué no puedo hacer con lo mío lo que yo quiero? ¿O vas a tenerme rencor porque yo soy bueno?'.De igual manera, los últimos serán los primeros, y los primeros, los últimos”

Pastores de Dios

Para una comunidad un digno pastor

Muere párroco emérito de Santa Lucía

Murió el 19 de agosto, día de san Mariano el ermitaño. Padre Mariano Marianchich

Pasó 55 días alimentado sólo por la eucaristía y agua.

El lunes 21 el obispo de los Teques celebró la misa exequial

Había cumplido 70 años como sacerdote y 94 años de edad

Nombrado por las crónicas de Santa Lucía como un santo viviente, nació en Croacia (Bosnia) el 1 de junio de 1912 y llevó a cabo sus estudios de Teología en Roma, Jerusalén y Palestina, entre 1933 y 1936. Durante su servicio sacerdotal se desempeñó como párroco de la iglesia de San Pedro, en Tiberiades, Galilea, canciller y vicario apostólico de Egipto, custodio y presidente del Santo Sepulcro en Tierra Santa, durante los años 40.  En 1952 llegó a Venezuela, pues fue nombrado párroco de Aragüita, luego de Araira y, en 1955, de Guatire, donde permaneció por 23 años, hasta ser nombrado párroco de Santa Lucía en 1978. Conocido por su contribución al estudio de la historia de los pueblos donde vivió y su extraordinaria calidez humana, en Santa Lucía fue el promotor del ancianato Padre Mariano Marianchich.

Solía decir: "Recen por mí, yo lo haré por ustedes.

Para el reino lo importante es…

La parábola nos dice

Para tener muy presente

·         El dueño de la viña reparte al final del día a todos por igual.

·         Sin considerar las horas trabajadas.

·         Únicamente un corazón bueno es capaz de ser generoso con los demás y con sus propias pertenencias.

·         La obra de la creación aún no está terminada.

·         Porque Dios ha querido dar al hombre el gran privilegio de completar la obra comenzada por el artista supremo.

El evangelio nos pide

¿Participas seriamente en tu comunidad al lado de tu pastor? 

Ama su vida y la de otros

Su misión en la guerra había sido la de limpiar campos minados. Durante ese tiempo había visto cómo  varios amigos suyos, uno tras otro, encontraban una muerte prematura. "Me acostumbré a vivir paso a  paso. Nunca sabía si el siguiente iba a ser el último; por eso tenía que sacar el mayor provecho posible del momento que transcurría entre alzar un pie y volver a apoyarlo en el suelo. Me parecía 
que cada paso era toda una vida". Y lo que aprendió en la guerra lo vive en tiempo de paz: “ayuda a la gente”, ama su vida y la de los otros. 

 

ORACIÓN DESPUÉS DE LA COMUNIÓN

Concede, Señor, a tus hijos alimentados con esta Eucaristía, ser fieles ministros del Evangelio, de los sacramentos y de la caridad, para bien de tu pueblo y gloria de tu nombre. Por Jesucristo, nuestro Señor,