Evangelio - Historia y Reflexión...

Entre el fuego y el agua Mateo 17, 14-20

Autor: Padre Marcelo Rivas Sánchez 

Web del Padre

 

 

Santa María en Sábado

Fortalece, Dios misericordioso, nuestra debilidad, para que todos los que ahora recordamos con veneración a la santa Madre de Dios, podamos, por su intercesión y ayuda, levantarnos de nuestros pecados. Por nuestro Señor Jesucristo... Amén.

Habacuc 1, 12-2,4 Dios, trinchera de Justicia

Salmo 9 El Señor no abandona al que lo busca.

Mateo 17, 14-20  Entre el fuego y el agua Se le acercó un hombre, que se puso de rodillas y le dijo: Señor, ten compasión de mi hijo. Le dan ataques terribles. Unas veces se cae en la lumbre y otras muchas, en el agua. Se lo traje a tus discípulos, pero no han podido curarlo. Entonces Jesús exclamó: ¿Hasta cuándo estaré con esta gente incrédula y perversa? ¿Hasta cuándo tendré que aguantarla? Tráiganme aquí al muchacho”. Jesús ordenó al demonio que saliera del muchacho, y desde ese momento éste quedó sano. Después, al quedarse solos con Jesús, los discípulos le preguntaron: “¿Por qué nosotros no pudimos echar fuera a ese demonio?” Les respondió Jesús: “Porque les falta fe. Pues yo les aseguro que si ustedes tuvieran fe al menos del tamaño de una semilla de mostaza, podrían decirle a ese monte: Trasládate de aquí para allá’, y el monte se trasladaría. Entonces nada sería imposible para ustedes”

Muchos problemas. Malas situaciones

Nos vemos ahogados. Sepultados

Dios, igual que al profeta Habacuc, nos invita a comprender que en la intrincada trama de la historia, la única luz es la luz de la fe.  Pero no la fe ciega u obtusa, sino la fe en la justicia de Dios.  «El justo por la fe vivirá»

Muchas veces…

Nosotros nos abandonamos a nuestros pensamientos y frustraciones y se nos olvida que la fe es la única fuerza capaz de mover las montañas de nuestras limitaciones humanas... Nuestras airadas protestas sólo conducen al cansancio y al continuo desconsuelo. Si aprendemos a vivir la reconfortante esperanza de cada día, seguramente aprenderemos a vivir con la imperecedera esperanza de la vida eterna.

Ayer se estrenó una película que narra la historia de dos policías que sobrevivieron a los ataques del 11 de septiembre de 2001. Uno de ellos es el colombiano Will Jimeno quien asegura que su fe católica y una inesperada visión lo mantuvieron con vida durante las largas horas que pasó sepultado bajo los escombros de las Torres Gemelas. Durante la horas que transcurrieron bajo los escombros, heridos y pensando que morirían, recurrieron a sus recuerdos, al amor de sus familias y a la fe para mantenerse con vida. Jimeno pensaba en su hija y su esposa, entonces embarazada de siete meses. En una de las escenas de la cinta, Jimeno tiene una visión de Jesús ofreciéndole agua.

Jesús reprocha

A los discípulos por la falta de fe.

Se desespera ante la física miopía de los discípulos y de la multitud.

Aunque están con él, no son capaces de percibir la nueva luz.

 

            Para ver la verdad es necesario tener los ojos limpios: con tierra en los ojos, no se ve nada. “Dichosos los limpios de corazón, porque ellos verán a Dios”. Para conocer la realidad, se requiere una buena dosis de humildad. La soberbia ciega. ¡Cuantas veces estamos borrachos de cosas, y sobre todo, de nosotros mismos!.

¿A ti que te emborracha? Un muchacho de dieciséis años preguntaba a su profesor de Religión: ¿Por qué, si Dios existe, yo no lo veo? El profesor le contestó con un cuento: En la plaza de un pueblo estaba un borracho, con una llave en la mano, enfrente de su casa. Le vio un amigo y le preguntó: ¿Qué haces ahí plantado, con la llave en la mano? Calla –contestó el borracho-. Están girando las casas a mí alrededor. Estoy esperando que pase la mía para meter la llave.
Para ver es necesario estar sobrio. ¿A ti, qué te emborracha?

El niño endemoniado es símbolo de…

Hoy nosotros

 

Por eso

“La fe se aumenta dándola a los demás” (Juan Pablo II)

Si no creemos en Dios acabaremos creyendo cualquier cosa

Dios es la necesidad más imperiosa que el hombre lleva dentro. Su huella va impresa en lo más profundo de nuestro ser. Por eso, quien no tiene a Dios, inventa su “dios”.
Los pueblos y los hombres que han perdido la fe en Dios, están dispuestos a creer las mayores tonterías. “No tienen fe. Pero tienen supersticiones”

Empezaron perdiendo la fe y acaban perdiendo la razón. Y Dios es único: no hay nada capaz de sustituirle. Los ídolos a los que el hombre ha ido esclavizándose a lo largo de los siglos, no le han dejado más que decepciones. “Un doble pecado ha cometido mi pueblo: dejarme a mí, la fuente de aguas vivas, para excavarse cisternas agrietadas, incapaces de contener el agua”. (Jeremías 2,13).

Dios o ídolos

El 13 de agosto de 1973, la agencia Efe divulgaba la siguiente noticia:
“Doscientas personas pasaron dos horas ayer, domingo, rezándole a una caja de plástico en un hotel de Londres. Los extraños “fieles” afirman que se trata de la primera batería del mundo que opera con el poder de la oración... Su carga espiritual puede almacenarse durante siglos para soltarla en tiempos de desastre, como una guerra o una peste... Según uno de los asistentes a la extraña reunión, varios gobiernos están interesados en la batería espiritual “.

Oración después de la Comunión

Ya que participamos de la redención eterna, te pedimos, Señor, que al venerar la memoria de la Madre de tu Hijo, nos gloriemos de la plenitud de tu gracia y sintamos los efectos de tu obra redentora. Por Jesucristo, nuestro Señor.  Amén.