Evangelio - Historia y Reflexión...

Vino nuevo... Lucas 5,33-39 

Autor: Padre Marcelo Rivas Sánchez 

Web del Padre 

 

 

“Entonces le dijeron: "Los discípulos de Juan ayunan con frecuencia y hacen súplicas, e igualmente los de los fariseos, pero los tuyos comen y beben". Mas Jesús les dijo: "¿Pueden hacer ayuno los compañeros del esposo, mientras está con ellos el esposo? Un tiempo vendrá, en que el esposo les será quitado; entonces, en aquellos días ayunarán". Y les dijo también una parábola: "Nadie corta un pedazo de un vestido nuevo para ponerlo (de remiendo), a un vestido viejo; pues si lo hace, no sólo romperá el nuevo, sino que el pedazo cortado al nuevo no andará bien con el viejo.

Nadie, tampoco, echa vino nuevo en cueros viejos; pues procediendo así, el vino nuevo hará reventar los cueros, y se derramará, y los cueros se perderán. Sino que el vino nuevo ha de echarse en cueros nuevos. Y nadie que bebe de lo viejo quiere luego de lo nuevo, porque dice: "el viejo es excelente"

Ayunar...

Cuenta una antigua leyenda, que en la Edad Media un hombre muy virtuoso fue injustamente acusado de haber asesinado a una mujer. En realidad, el verdadero autor era una persona muy influyente del reino, y por eso, desde el primer momento se procuró un "chivo expiatorio", para encubrir al culpable.

El hombre fue llevado a juicio ya conociendo que tendría escasas o nulas chances de escapar al terrible veredicto: la horca. El Juez, también complotado, cuidó no obstante, de dar todo el aspecto de un juicio justo, por ello dijo al acusado: "Conociendo tu fama de hombre justo y devoto del Señor, vamos a dejar en manos de

Él tu destino: Vamos a escribir en dos papeles separados las palabras "culpable" e "inocente".Tu escogerás y será la mano del Dios la que decida tu destino. Por supuesto, el mal funcionario había preparado dos papeles con la misma leyenda: "CULPABLE" y la pobre victima, aun sin conocer los detalles, se daba cuenta que el sistema propuesto era una trampa. No había escapatoria. El Juez conminó al hombre a tomar uno de los papeles doblados. Este respiró profundamente, quedó en silencio unos cuantos segundos con los ojos cerrados, y cuando la sala comenzaba ya a impacientarse, abrió los ojos y con una extraña sonrisa, tomó uno de los papeles y llevándolo a su boca lo engulló rápidamente. Sorprendidos e indignados los presentes le reprocharon airadamente...

"Pero ¿qué hizo? Y ¿ahora...? ¿Cómo vamos a saber el veredicto? "Es muy sencillo, respondió el hombre...." Es cuestión de leer el papel que queda, y sabremos lo que decía el que me trague..." Con rezongos y bronca mal disimulada,..Debieron liberar al acusado, y jamás volvieron a molestarlo.

Por más difícil que se nos presente una situación, nunca dejemos de buscar la salida ni de luchar hasta el último momento.

 

El Reino de Dios está aquí…

"Lo que es imposible para los hombres es posible para Dios"