Evangelio - Historia y Reflexión...

El que encuentra un tesoro en un campo, vende cuanto tiene y compra aquel campo Mateo 13, 44-46

Autor: Padre Marcelo Rivas Sánchez 

Web del Padre

 

 

Santa maría de los Ángeles Señor, tú que iluminas a los extraviados con la luz de tu Evangelio para que vuelvan al camino de la verdad, concede a cuantos nos llamamos cristianos imitar fielmente a Cristo y rechazar lo que pueda alejarnos de él.

Jeremías 15, 10. 16-21 ¿Por qué mi dolor no acaba nunca? Si te vuelves a mí,  seguirás a mi servicio

Salmo responsorial 58  Me alegraré, Señor, por tu bondad.

Mateo  13, 44-46 El que encuentra un tesoro en un campo, vende cuanto tiene y compra aquel campo “En aquel tiempo dijo Jesús a la gente: El Reino de los cielos se parece a un tesoro escondido en un campo: el que lo encuentra, lo vuelve a esconder y, lleno de alegría, va y vende cuanto tiene y compra aquel campo. El Reino de los cielos se parece también a un comerciante en perlas finas, que, al encontrar una perla muy valiosa, va y vende cuanto tiene y la compra”

El reino vale la pena

“Donde está tu tesoro estará el corazón”

Todos con sueños

La Biblia rota

Conoció a Jesucristo y asistía con asiduidad a la congregación.

Llevaba su ejemplar de las Escrituras en todo momento. Pero un sábado cualquiera, camino de la iglesia, amigos suyos lo llamaron desde una esquina. El fingió no escucharlos. Entonces de uno de sus antiguos compañeros de farra le ofreció a gritos: Ven, tómate una cerveza. Está fría, como te gusta. No la despreciarás. Y nuestro protagonista vaciló. Se detuvo. En su interior batallaba el viejo hombre que le decía: "Tómate una cerveza, no es pecado". Será solo una. Y también el hombre nuevo que insistía: No te dejes vencer por la tentación. Resiste. Dios está contigo. Y tomó una decisión: "Tomaré una cerveza". Luego vino otra y una tercera más. Terminó ebrio, sentado en una silla. La Biblia cayó a un lado. Desde ese día Armando era conocido simplemente como "biblia rota". El asegura que tomarse un trago no es pecado. Y lo hace con demasiada frecuencia. Volvió a ser borracho de antes. Jamás lo olvide: los principios bíblicos no se negocian.

La biblia

Santa Teresa del Niño Jesús quien leyendo a San Pablo descubrió que su vocación en la Iglesia era el amor

·         Una vez que han descubierto el tesoro, dejan todo y van en busca

 

 

 

 

 

 

 

Joya preciosa Autor: Tagore

Cruzando el desierto, un viajero vio a un árabe sentado al pie de una palmera. Cerca de ahí, reposaban sus caballos, pesadamente cargados con valiosos objetos. Aproximándose el árabe, le dijo: Te veo muy preocupado. ¿Puedo ayudarte en algo?

Si –respondió el árabe, con tristeza- estoy muy afligido, porque recién perdí la más preciosa de todas las joyas. ¿Qué joya era? –le preguntó el viajero. Era una joya –respondió su interlocutor- como otra jamás habrá. Estaba tallada en un trozo de piedra de la Vida y había sido hecha en el taller del tiempo. Adornada por veinticuatro brillantes, alrededor de los cuales se agrupan sesenta piedras más chicas. Ya verás que tengo razón al decir que joya igual jamás podrá reproducirse. Por mi fe, dijo el viajero, tu joya debía ser preciosa. ¿Pero no será posible que, con mucho dinero, se pueda hacer otra joya igual? La joya perdida –respondió el árabe, pensativo- era un día, y un día que se pierde no se vuelve a encontrar

Otros buscan suerte

·          Hay muchos que se dedican con obsesión a buscar fortunas.

·         Juegos, bingos, cartas…

·         Allí juegan importancia los curiosos, los sortilegios, los adivinadores, los libros (sancono)

·         Se desviven por un número y lo persiguen y cuando ganan jamás recuperan lo que han gastado.

·         Es un dinero que se va como el agua entre los dedos.

·         Estos e esclavizan a tal punto que se fanatizan y quedan más pobres

El juego de la vida

Imagina la vida como un juego en el cual tú te encuentras haciendo malabares con 5 pelotas en el aire. Las nombras: trabajo, familia, salud, amigos y espíritu, y las mantienes todas en el aire. Son de cristal; si dejas caer alguna de ellas, éstas serán irremediablemente marcadas, maltratadas, cuarteadas, dañadas o hasta rotas, y jamás volverá a ser lo mismo.

Debes entender esto y lograr un balance en tu vida, ¿cómo?

No te menosprecies comparándote con otros, todos somos diferentes y cada uno tiene algo especial.

No traces tus metas y objetivos basado en lo que resulta importante para la demás gente, sólo tú sabes qué es lo mejor para ti.

No des por olvidadas las cosas que se encuentran cerca de tu corazón, aférrate a ellas como de la vida porque sin ellas la vida carece de significado.

No dejes que tu vida se te resbale de los dedos viviendo en el pasado o para el futuro, vive tu vida un día a la vez y ¡vivirás todos los días de tu vida!

No te des por vencido cuando aún tengas algo que dar, nada se da por terminado hasta el momento en que dejas de intentarlo.

Que no te dé miedo admitir que eres menos que perfecto, pues ésta es la frágil línea que nos mantiene unidos a los demás.

No tengas miedo a enfrentar los riesgos, es tomando estas oportunidades que aprendemos a ser valientes.

No saques el amor de tu vida diciendo que es imposible de encontrar: la manera mas rápida de recibir amor es darlo; la manera mas rápida de perderlo es apretarlo a nosotros demasiado, y la mejor manera de mantenerlo es darle alas.

No pases por la vida tan rápido que no solamente olvides de dónde vienes, sino también a dónde vas.

Nunca olvides que la necesidad emocional más grande de una persona es sentirse apreciada.

No tengas miedo de aprender, el conocimiento es liviano, es un tesoro que siempre cargarás fácilmente. No uses el tiempo ni las palabras sin cuidado, ninguna de las dos es remediable. La vida no es una carrera, es una jornada para saborear cada paso del camino.                                                       diosbendice1cantv.net

Oración después de la Comunión Te suplicamos, Señor, que esta Eucaristía que hemos recibido nos ayude a amarte más y a servirte mejor cada día. Por Jesucristo, nuestro Señor.  Amén.